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Cómo la Unión Europea apuesta por la economía circular

Cómo la Unión Europea apuesta por la economía circular

Con este modelo de producción y consumo podríamos contaminar menos y mirar al futuro con unos ojos más optimistas. Ahora bien, ¿qué hace la Unión Europea para fomentar la economía circular?

Los primeros años del siglo XXI han estado marcados por el desarrollo de las nuevas tecnologías, que han permitido reducir los gastos de producción y los de transporte. Como consecuencia, se han explotado de forma masiva materias primas y agua. En muchas ocasiones, con una tasa de reciclaje muy pequeña. Los gases, en gran parte, producidos por la industria, llegan a nuestra atmósfera, y los vertidos a mares y océanos afectando a la fauna, la flora y a nosotros mismos.
Y no solo la industria es causante de estos problemas: también la movilidad a través de combustibles fósiles, el uso indiscriminado de bienes naturales, o las guerras, entre otros factores.
Por todo ello, se debe apostar por modelos más sostenibles y justos con el medioambiente. La Unión Europea es consciente de esta problemática y de la urgencia de su solución. Así pues, tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea, han emprendido acciones que apuestan por el reciclaje y la economía circular.
Uno de los objetivos principales de la Unión Europea es conseguir un continente climáticamente neutro en 2050, apoyándose en el Pacto Verde Europeo y en el Plan de Acción para la Economía Circular.

El Pacto Verde Europeo lucha contra la degradación del medioambiente, modernizando la economía, siendo eficiente en la utilización de recursos y reduciendo las emisiones netas de gases de efecto invernadero. Todo ello, garantizando siempre el crecimiento económico de familias y empresas.
Por otro lado, el Plan de Acción para la Economía Circular, englobado dentro del European Green Deal, lucha por este mismo crecimiento sostenible reduciendo la presión ejercida sobre los recursos naturales, creando nuevas iniciativas para aumentar la vida útil de los productos incentivando un consumo más responsable de los mismos.
Además, en la Agenda 2030 la economía circular tiene un peso capital; desde objetivos como asegurar agua limpia y saneamiento adecuado, aumentar considerablemente la producción de una energía asequible y no contaminante en las ciudades y garantizar una producción y un consumo responsables.