La administración Biden refuerza su compromiso con la transición energética global, limitando apoyo financiero a iniciativas basadas en combustibles fósiles
La administración de Joe Biden reafirma su compromiso climático al limitar el financiamiento a proyectos internacionales de petróleo y gas. Esta estrategia busca reducir la dependencia de combustibles fósiles, priorizar energías limpias y cumplir con acuerdos internacionales.
En un giro decisivo hacia la sostenibilidad, Estados Unidos anunció restricciones al financiamiento de proyectos internacionales de petróleo y gas. Estas medidas refuerzan compromisos adquiridos en acuerdos climáticos globales, como el de Glasgow, que instan a una transición energética hacia fuentes renovables. La política busca incentivar proyectos de energías limpias en países en desarrollo, a la vez que frena la expansión de infraestructura basada en combustibles fósiles.
Impacto en América Latina
El impacto de estas medidas será significativo en América Latina, una región que depende en gran medida de inversiones internacionales para su industria energética. Países como Venezuela, cuya economía depende del petróleo, enfrentan obstáculos adicionales debido a estas restricciones y las recientes sanciones estadounidenses, limitando su capacidad de recuperación económica.
Asimismo, esta estrategia coincide con el aumento de las exportaciones de petróleo estadounidense a mercados globales, desplazando parcialmente a competidores sancionados como Rusia y Venezuela. Esto resalta la creciente dependencia de varias naciones latinoamericanas de las dinámicas energéticas de Estados Unidos, tanto en acceso a tecnologías como en exportaciones.
Para Bolivia, estas decisiones internacionales representan tanto un desafío como una oportunidad. Aunque su economía depende en gran parte del gas natural, su riqueza en recursos estratégicos como el litio ofrece un camino viable hacia la diversificación económica. La transición energética global podría posicionar a Bolivia como un actor clave en la producción de tecnologías limpias, siempre que desarrolle políticas que fomenten la inversión en proyectos sostenibles y reduzcan su dependencia de los hidrocarburos.
