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¿Qué lecciones deja para la economía argentina el haber ganado un Mundial?

¿Qué lecciones deja para la economía argentina el haber ganado un Mundial?

Economista chileno: «Ganaron otra Copa del Mundo, ahora arreglen su economía»

Para el economista chileno Axel Kaiser, «al igual que en el fútbol, la propia historia argentina ofrece a sus líderes y ciudadanos lecciones valiosas en lo que respecta al éxito económico». Lo escribió en una columna de opinión titulada: «Argentina gana otra Copa del Mundo. Ahora tienen una oportunidad para arreglar su economía».

Asimismo, recorrió la historia argentina, dando cuenta de que durante períodos importantes también fue «campeona mundial» en materia económica.

Kaiser, liberal y libertario, que habló en exclusiva con el programa «Tormenta de Ideas» en julio de este año (clic aquí para repasar aquella nota), reconoció que «las bases de la prosperidad argentina fueron sentadas por Juan Bautista Alberdi (1810-1884), quien fue el padre intelectual de la constitución de 1853 de la nación».

Después de 36 años, Argentina ganó otra Copa del Mundo. En un país con una historia de jugadores extraordinarios y donde el fútbol se vive como una religión nacional, esto se hizo esperar.

También se han hecho esperar las reformas estructurales necesarias para que Argentina arregle su desastre económico. Al igual que en el fútbol, la propia historia argentina ofrece a sus líderes y ciudadanos lecciones valiosas en lo que respecta al éxito económico. A fines del siglo XIX y principios del XX, Argentina tenía un ingreso per cápita que superaba al de naciones como Italia, Japón y Francia. En 1895, incluso alcanzó el ingreso per cápita más alto del mundo, según algunas estimaciones. Además, el crecimiento del PIB Argentino del seis por ciento anual durante los 43 años anteriores a la Primera Guerra Mundial es el más rápido en la historia registrada.

El impresionante desempeño económico de Argentina no se basó únicamente en la exportación de materias primas. Entre 1900 y 1914, la producción industrial se triplicó, alcanzando un nivel de crecimiento industrial similar al de Alemania y Japón. Todo ello estuvo acompañado de un nivel de progreso social sin precedentes en el país. En 1869, entre el 12 y el 15 por ciento de la población económicamente activa pertenecía a la clase media; en 1914, este número había alcanzado el 40 por ciento. Al mismo tiempo, el nivel de analfabetismo se redujo a menos de la mitad.

«Al igual que en el fútbol, la propia historia argentina ofrece a sus líderes y ciudadanos lecciones valiosas en lo que respecta al éxito económico. A fines del siglo XIX y principios del XX, Argentina tenía un ingreso per cápita que superaba al de naciones como Italia, Japón y Francia».

Las bases de la prosperidad argentina fueron sentadas por Juan Bautista Alberdi (1810-1884), quien fue el padre intelectual de la constitución de 1853 de la nación. Admirador de los padres fundadores de Estados Unidos, Alberdi concibió la constitución para que el gobierno tuviera una capacidad restringida para interferir con la libertad económica y las libertades individuales. La Constitución Federal argentina contiene «un sistema completo de política económica, en la medida en que garantiza, mediante estrictas disposiciones, la libre acción del trabajo, el capital y la tierra, como principales agentes de la producción», explicó Alberdi.

A pesar del éxito que permitió la constitución de 1853, en las primeras décadas del siglo XX comenzó a surgir un cambio ideológico hacia el colectivismo. En la década de 1940, con la elección del general Juan Domingo Perón, el peronismo -una versión local del fascismo- pasó a dominar la vida económica y social. Bajo Perón, se reformó la constitución, se restringió el libre comercio, aumentó el gasto público, provocando un aumento explosivo de la inflación, se introdujeron controles de precios y se nacionalizaron docenas de empresas.

Como resultado, Argentina-una vez uno de los países más ricos del mundo-se ha convertido en una sociedad corrupta, empobrecida y buscadora de rentas, con una inflación crónica de más del 100 por ciento anual, una tasa de pobreza de más del 43 por ciento y un éxodo masivo de jóvenes profesionales en busca de mejores oportunidades en otros lugares.

 

Con información de memo.com.ar