Productores alertan sobre posible pérdida del 70% de la producción y solicitan intervención gubernamental urgente
La insuficiencia de diésel en Bolivia pone en riesgo la cosecha de arroz en Santa Cruz, principal departamento productor del país. Los agricultores advierten que, sin una solución inmediata, hasta el 70% de la producción podría perderse, afectando la seguridad alimentaria nacional.
Impacto de la escasez de diésel en la producción arrocera
La falta de combustible ha generado preocupación en el sector agrícola, especialmente en Santa Cruz, que aporta el 71% del arroz consumido en Bolivia.
Los productores señalan que la carencia de diésel dificulta las labores de cosecha y transporte, incrementando los costos operativos y reduciendo la eficiencia en el campo. En la campaña de verano 2023-2024, el rendimiento promedio de arroz en Santa Cruz fue de 2,5 toneladas por hectárea, el más bajo en los últimos tres años, debido a problemas de sequía y prácticas de siembra inadecuadas.
Esta situación se agrava considerando que, en 2024, alrededor del 40% de la producción de arroz en Bolivia fue afectada por la sequía. La combinación de factores climáticos adversos y la actual escasez de combustible podría derivar en una crisis alimentaria, incrementando los precios y afectando a los consumidores. De hecho, la poca oferta del producto ha llevado a que el precio del arroz en los mercados pase de Bs 5 a un promedio de Bs 7 a 8 por kilogramo
Respuesta del gobierno y medidas en consideración
Ante esta problemática, los productores han solicitado al gobierno una intervención urgente para garantizar el suministro de diésel y evitar pérdidas significativas en la cosecha. Por su parte, el gobierno ha implementado medidas para fortalecer la producción nacional de alimentos, como la comercialización de arroz a precios justos a través de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA).
Si no se soluciona la escasez de diésel, Bolivia podría enfrentar una disminución significativa en la disponibilidad de arroz, lo que afectaría tanto a productores como a consumidores. Además, la dependencia de importaciones podría aumentar, generando presión sobre la balanza comercial y afectando la economía nacional.