El mercado global del oro experimenta un auge significativo tras los recientes recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Este movimiento marca un cambio en las expectativas económicas, mientras los inversores buscan activos refugio frente a los riesgos de una recesión global y tensiones geopolíticas persistentes.

En noviembre, el oro al contado superó los 2.350 dólares por onza, impulsado por una mayor demanda de lingotes, especialmente en mercados asiáticos y entre los bancos centrales. Expertos de UBS Group AG predicen que el oro podría cerrar el año en los 2.500 dólares por onza, destacando el creciente interés de los fondos cotizados respaldados por este metal​

Además, la creciente tensión en regiones como Oriente Próximo y los riesgos políticos globales han acelerado la migración hacia metales preciosos. América Latina, incluida Bolivia, podría aprovechar esta coyuntura económica favorable, ya que su economía, basada en la exportación de otras materias primas como el gas natural y minerales, podría beneficiarse indirectamente de este escenario, especialmente si los altos precios de los commodities mejoran las perspectivas en los mercados regionales y globales.

Pese a los optimismos, analistas advierten sobre la volatilidad futura. “Un eventual fortalecimiento del dólar o una reducción del apetito por activos de bajo riesgo podría revertir estas ganancias,” destacaron especialistas del sector. Por ahora, el oro se mantiene como una de las mejores apuestas en un 2024 que se perfila como un año de desafíos, pero también de oportunidades para los mercados globales.