En el segundo trimestre de 2024, Bolivia registró un crecimiento económico del 2,58%, según el último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este avance, aunque positivo, es considerado moderado en comparación con las expectativas del sector empresarial y el gobierno, que han enfrentado presiones inflacionarias debido al alza en los precios de alimentos y otros productos básicos.

La minería y la construcción destacaron como los sectores de mayor crecimiento, impulsando el desempeño económico. La minería, en particular, se benefició de una creciente demanda externa, lo que elevó la producción y contribuyó de manera significativa al producto interno bruto. Por su parte, la construcción mostró un repunte gracias a inversiones en infraestructura y proyectos urbanos, manteniéndose como un pilar del crecimiento económico boliviano.

Sin embargo, los desafíos persisten en otros sectores clave. La inflación, que ha afectado tanto a los hogares como a las empresas, muestra una tendencia alcista que preocupa a economistas y analistas. En este contexto, los precios de los alimentos y el transporte, entre otros bienes y servicios esenciales, han registrado incrementos notables, lo que ha impactado en el poder adquisitivo de la población. La inflación acumulada en el año ha superado las expectativas iniciales, lo que podría repercutir en el crecimiento proyectado para los siguientes trimestres.

Para algunos expertos, el crecimiento del 2,58% no es suficiente para compensar el aumento del costo de vida. A nivel de políticas públicas, el gobierno ha anunciado medidas para frenar la inflación y dinamizar sectores productivos, aunque el impacto de estas políticas aún está por verse en su totalidad. La economía de Bolivia sigue siendo vulnerable a factores externos, como la fluctuación de precios en los mercados internacionales y la dependencia de las exportaciones mineras y de gas natural.