La economía mundial se está desacelerando a medida que los bancos centrales de todo el mundo aumentan las tasas de interés para combatir la inflación. El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó sus previsiones de crecimiento mundial para 2023 y 2024, a 3,6% y 3,3%, respectivamente, en comparación con el 3,8% y el 3,6% que había previsto en abril.

El FMI dijo que la guerra en Ucrania, la inflación y las cadenas de suministro interrumpidas están pesando sobre la economía mundial. La guerra ha provocado un aumento de los precios de la energía y los alimentos, lo que está erosionando el poder adquisitivo de los hogares y las empresas. Las cadenas de suministro interrumpidas también están contribuyendo a la inflación, ya que dificultan que las empresas obtengan los bienes y servicios que necesitan para producir sus productos.

Los bancos centrales están aumentando las tasas de interés para combatir la inflación. La Reserva Federal de Estados Unidos ha subido las tasas de interés en 75 puntos básicos desde marzo, y se espera que siga subiendo las tasas en los próximos meses. Otros bancos centrales, como el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, también están aumentando las tasas de interés.

Las subidas de las tasas de interés están encareciendo el crédito para las empresas y los hogares. Esto podría conducir a una ralentización del crecimiento económico, ya que las empresas pueden reducir sus inversiones y los hogares pueden retrasar sus compras.

El FMI dijo que el riesgo de una recesión mundial ha aumentado. Una recesión es una disminución significativa de la actividad económica durante dos trimestres consecutivos. El FMI dijo que la guerra en Ucrania, la inflación y las subidas de las tasas de interés podrían desencadenar una recesión.

Los siguientes son algunos de los posibles impactos de la desaceleración económica mundial:

• Una disminución del crecimiento económico
• Un aumento del desempleo
• Una disminución de los precios de los activos
• Una mayor volatilidad de los mercados financieros

El FMI dijo que los gobiernos y los bancos centrales deben trabajar juntos para mitigar los impactos negativos de la desaceleración económica mundial. Los gobiernos pueden adoptar políticas fiscales para apoyar el crecimiento económico, como la inversión en infraestructura y la reducción de los impuestos. Los bancos centrales pueden moderar el ritmo de las subidas de las tasas de interés para evitar una recesión.