Los bloqueos en diversas rutas del país han dejado a más de 570 cisternas de combustible atrapadas, lo que está provocando preocupación en las autoridades y el sector privado. Según informes de YPFB, las cisternas transportan gasolina, diésel y gas licuado de petróleo (GLP), productos vitales para el abastecimiento energético de las principales ciudades de Bolivia. La paralización de estos vehículos pone en riesgo la continuidad del suministro en departamentos como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Además del impacto en el abastecimiento, la preocupación por posibles incidentes aumenta con el paso del tiempo. Al estar detenidos en zonas poco seguras, las cisternas corren el riesgo de incendios o explosiones, especialmente si los bloqueos persisten. «Estamos ante un peligro latente. El calor, la presión en las rutas y la naturaleza inflamable de los productos que transportan estos vehículos podrían generar un accidente mayor si no se levantan los bloqueos», expresó un vocero de YPFB.

Este tipo de medidas de presión afectan no solo a los transportistas y a la empresa estatal de hidrocarburos, sino también a la población en general. El riesgo de escasez de combustible podría desencadenar problemas en el transporte público, el suministro de energía para industrias, y el funcionamiento de otros servicios esenciales. En ciudades como Santa Cruz, se ha advertido que las estaciones de servicio podrían comenzar a quedarse sin carburantes si la situación no se soluciona en los próximos días. YPFB ha pedido a las autoridades y a los grupos movilizados que reconsideren las medidas de presión, ya que el bloqueo de estas rutas podría agravar una situación que afecta directamente a la economía nacional y a la seguridad de las comunidades cercanas a los puntos de bloqueo. «El país necesita combustible, y estos bloqueos ponen en peligro no solo el abastecimiento, sino también la vida de quienes están cerca de estos camiones varados», agregó la autoridad.

La situación pone en jaque tanto a la economía como a la seguridad del país. En Bolivia, los bloqueos de rutas son una forma común de protesta social, pero su impacto sobre sectores clave, como el energético, puede desencadenar crisis que afectan a toda la población. La continuidad de estos bloqueos no solo plantea riesgos inmediatos, como los incendios, sino que podría tener repercusiones más amplias en los próximos días si el combustible no llega a los centros urbanos.