No hace falta decirlo: los teléfonos inteligentes están en todas partes en estos días. Estos dispositivos se han convertido en la forma predeterminada de realizar importantes tareas cotidianas; desde pedir comida y comprar ropa, hasta acceder a cuentas en línea y pagar productos en un negocio. Sin embargo, aunque los dispositivos móviles brindan una mayor
No hace falta decirlo: los teléfonos inteligentes están en todas partes en estos días. Estos dispositivos se han convertido en la forma predeterminada de realizar importantes tareas cotidianas; desde pedir comida y comprar ropa, hasta acceder a cuentas en línea y pagar productos en un negocio. Sin embargo, aunque los dispositivos móviles brindan una mayor actividad en términos de practicidad, no todos son usuarios de servicios de pagos móviles.
“Debido a que el teléfono móvil no es un dispositivo de pago universal (por ejemplo, no se acepta en todas partes y depende de una batería), la mayoría de los usuarios de pagos móviles también tienen una tarjeta bancaria como respaldo. Por lo tanto, continuar innovando y mejorando las tarjetas bancarias es esencial, de modo que esta parte de la industria de servicios financieros pueda satisfacer las necesidades de personas en todo el mundo que desean una mayor seguridad y practicidad a la hora de realizar transacciones físicas”, dijo Andrés Kecskemeti, Director Regional de Ventas de Banca & Servicios de Pago de Thales, para el Cono Sur.
Aquí, apuntó, es donde las tarjetas bancarias con tecnología biométrica pueden proporcionar un gran puente, y estas son las tres razones importantes:
- Vienen incorporadas con poderosos mecanismos de seguridad
Con el aumento del fraude en los servicios financieros, como los intentos de phishing o la cacería de los PIN, las personas están cada vez más preocupadas por el ataque de actores maliciosos y por perder el dinero que tanto les costó ganar, explicó.
Teniendo esto en cuenta, continuó, es importante que los bancos aseguren a los consumidores que su información es lo más difícil de acceder para un estafador: las tarjetas bancarias con tecnología biométrica se adaptan perfectamente a esta función. Con los sensores de huellas dactilares en las tarjetas biométricas, la capacidad de autenticar pagos se basa en un rasgo exclusivo de cada usuario y no se puede replicar.
- Son prácticas y fáciles de usar
“Para los consumidores tan acostumbrados a comprar lo que quieran con solo hacer clic en un botón, cualquier medida de seguridad adicional en las tarjetas bancarias también debe ser sumamente práctica”.
El nivel adicional de seguridad de las tarjetas bancarias biométricas desbloquea más capacidades de uso, como la posibilidad de eliminar los límites (en monto) de las transacciones de pago sin contacto. Debido a que se ha evaluado y certificado que la verificación biométrica es, al menos, tan segura como ingresar un código PIN, lo cual usamos para autorizar transacciones de alto valor, las personas pueden pagar artículos de alto valor con la huella del dedo sin comprometer la seguridad.
Además, enfatizó Kecskemeti, la opción de evitar el contacto físico con el lector de tarjetas es de gran valor para muchos en estos tiempos de distanciamiento social. Al igual que con las transacciones sin contacto, con una tarjeta biométrica, los usuarios solo necesitan mantener su dispositivo cerca de la terminal del punto de venta para autenticar su compra.
- Están diseñadas para brindar una mejor protección de datos
Otro factor clave, detalló, de la confianza del usuario y, por lo tanto, de la adopción de esta tarjeta es garantizar que los datos, los detalles y el dinero del cliente estén protegidos de forma segura por la tarjeta biométrica.
“Afortunadamente, estas tarjetas de nueva generación están diseñadas con la protección de datos en el corazón. Al registrar la huella dactilar, los consumidores pueden estar seguros de que los datos de referencia de las huellas dactilares solo se almacenan en el chip seguro de la tarjeta”, señaló. Esto no incluye, puntualizó, ningún dato biométrico como tal, sino que es una conversión matemática de puntos únicos, que representan los datos de referencia de sus huellas dactilares. Es imposible reconstruir una imagen de huella dactilar a partir de estos datos, lo que significa que, incluso si le robaron la tarjeta, un actor malintencionado no podría replicar la huella dactilar.
Además, no se guardan datos personales en los servidores de un banco ni se envían por aire a una base de datos centralizada. Si la tarjeta se pierde o si se la roban, los clientes deberán registrar su huella dactilar nuevamente cuando reciban un reemplazo de la tarjeta.
Otra ventaja es que los bancos pueden confiar en la autenticación segura del titular de la tarjeta y beneficiarse de un aumento de las transacciones confiables, lo que genera menos rechazos falsos engorrosos para los usuarios.
“Al observar estos beneficios en conjunto es evidente por qué las tarjetas biométricas están estableciendo nuevos estándares de la industria y son emitidas cada vez más por los principales bancos: brindan el complemento ideal entre las actuales opciones de pago y el futuro. No solo combinan la practicidad de tenerlo todo en uno y la facilidad de uso de los teléfonos inteligentes, sino que también garantizan a los consumidores que la seguridad está en el corazón de la tarjeta, sin la necesidad de realizar ningún otro esfuerzo adicional de su parte más que simplemente poner un pulgar en la tarjeta”, concluyó.