El veto a las exportaciones de carne desde febrero genera pérdidas diarias de $us 600.000 y amenaza la economía ganadera del país.
Desde el 6 de febrero de 2025, Bolivia enfrenta una suspensión en las exportaciones de carne bovina, lo que ha resultado en pérdidas significativas para el sector agropecuario. La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) estima que el país deja de percibir aproximadamente $us 600.000 por cada día sin exportaciones, acumulando una pérdida cercana a los $us 36 millones hasta la fecha. Klaus Frerking, presidente de la CAO, expresó su preocupación: «Vamos a cumplir 60 días con las exportaciones de carne cortadas. ¿Qué significa eso? El país deja de recibir más de $us 600.000 por día». Esta interrupción no solo afecta a los productores, sino que también limita el ingreso de divisas esenciales para la economía nacional.
La Federación de Ganaderos de Santa Cruz también ha manifestado su inquietud. Walter Ruiz, presidente de Fegasacruz, señaló que el veto pone en riesgo la pérdida de mercados internacionales y la disminución de los $us 200 millones que el sector aportó al país en 2024. Ruiz enfatizó la urgencia de reactivar las exportaciones para evitar daños irreparables a la economía del sector.
Además de las restricciones a la carne, las exportaciones de soya también permanecen detenidas, afectando la transparencia de precios para agricultores y ganaderos. Frerking cuestionó: «Si no hay dólares para comprar combustible, si no tenemos dólares para hacer transferencias bancarias y que en los precios de nuestros insumos bajen, ¿por qué no abrimos las exportaciones?».
La situación se agrava considerando el crecimiento que había experimentado el sector cárnico en años recientes. En 2023, Bolivia exportó 29.302 toneladas de carne bovina por un valor de $us 136 millones. Proyecciones para 2025 indicaban la posibilidad de exportar entre 37.000 y 40.000 toneladas, generando ingresos de hasta $us 600 millones anuales.
La interrupción de las exportaciones también podría afectar la reputación de Bolivia como proveedor confiable en el mercado internacional, especialmente en países como China, que hasta 2023 representaba más del 90% de las compras de carne boliviana. A medida que las pérdidas se acumulan y la incertidumbre persiste, el sector ganadero boliviano enfrenta desafíos significativos. La reactivación de las exportaciones se presenta como una medida crucial para mitigar el impacto económico y preservar los mercados internacionales conquistados en los últimos años.