La inteligencia artificial está emergiendo como un pilar para la transformación económica global, ofreciendo a América Latina una oportunidad histórica para modernizar su infraestructura y diversificar su economía. Sin embargo, para aprovechar estos beneficios, la región enfrenta desafíos significativos en términos de capacitación, gobernanza y acceso equitativo a la tecnología.

La revolución de la inteligencia artificial promete redefinir los modelos económicos tradicionales, impulsando sectores como el comercio, la manufactura y los servicios. Según expertos, países como México y Colombia podrían aumentar su Producto Interno Bruto hasta en un 6% en la próxima década si logran integrar soluciones de IA de manera estratégica. Sin embargo, este potencial está condicionado por la existencia de infraestructura tecnológica adecuada y políticas inclusivas que permitan un acceso equitativo a la tecnología.

En América Latina, la brecha digital sigue siendo un obstáculo crítico. Mientras que el 74% de la población tiene acceso a internet, solo un 37% dispone de conexiones estables necesarias para aprovechar herramientas digitales avanzadas, lo que genera disparidades notorias entre zonas urbanas y rurales. Este déficit limita las oportunidades para que pequeñas y medianas empresas adopten innovaciones tecnológicas, un sector clave para el crecimiento de la región. Además, la automatización y la IA están reconfigurando el mercado laboral. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, hasta el 43% de los empleos actuales en la región podrían ser automatizados para 2030. Esto plantea la necesidad urgente de invertir en educación STEM y en la capacitación de la fuerza laboral para garantizar su adaptación a los cambios tecnológicos.

Por otro lado, la implementación de marcos de gobernanza efectivos será esencial para garantizar el desarrollo ético y sostenible de la IA en la región. Los expertos abogan por políticas que regulen su uso y al mismo tiempo promuevan la innovación, evitando que el control de esta tecnología quede limitado a un reducido número de actores globales. La IA no solo representa un desafío técnico, sino también una oportunidad para cerrar brechas históricas y fomentar un crecimiento inclusivo. Sin embargo, si los gobiernos no actúan rápidamente, el costo de inacción podría perpetuar las desigualdades económicas y tecnológicas en la región