Los expertos destacan áreas de inversión clave ante el posible cambio de liderazgo en EE.UU.
Los próximos comicios en Estados Unidos, con opciones que podrían incluir la reelección de Donald Trump o una nueva figura como Kamala Harris, han captado la atención de economistas y analistas en inversiones. Dado que ambos candidatos ofrecen enfoques económicos distintos, los mercados globales y los inversionistas se preparan para ajustar sus portafolios. En América Latina, donde los cambios en la economía de EE.UU. tienen repercusiones significativas, las expectativas se centran en áreas clave como las exportaciones, los tipos de cambio y el flujo de capital extranjero.
Con la posibilidad de un mandato de Trump, algunos expertos proyectan un enfoque hacia el crecimiento económico interno de EE.UU., con políticas de protección de industrias locales. Esto podría reducir las importaciones de ciertas materias primas latinoamericanas, generando potenciales cambios en los ingresos de exportación de países como México y Brasil. Por otro lado, una administración liderada por Kamala Harris podría adoptar medidas más inclusivas hacia los socios comerciales, promoviendo acuerdos que beneficiarían a los sectores industriales y agrícolas en Latinoamérica.
A nivel de inversión, sectores como la energía y tecnología digital destacan como áreas con perspectivas de crecimiento. Un segundo mandato de Trump podría favorecer el sector energético en EE.UU., especialmente el petróleo y gas, generando oportunidades de inversión indirecta para países latinoamericanos productores de crudo. Mientras tanto, Harris podría inclinarse hacia las energías renovables, alineándose con una política de sostenibilidad que América Latina podría capitalizar a través de la exportación de minerales como el litio, fundamental para baterías y vehículos eléctricos.
La inflación y las tasas de interés también desempeñan un rol crucial. Un enfoque de Trump podría dar lugar a políticas de ajuste en la Reserva Federal, incentivando un crecimiento en el consumo interno que reduciría los flujos de inversión hacia el extranjero. Para América Latina, esto podría traducirse en un dólar más fuerte, incrementando los costos de importación y afectando a economías con alta dependencia en el comercio con EE.UU. Por el contrario, una administración Harris podría flexibilizar estas políticas, promoviendo un ambiente más favorable para la inversión extranjera en la región.