El FMI proyecta un aumento de precios del 15,1% y una expansión del PIB del 1,1% para 2025, generando preocupación entre economistas por el deterioro del poder adquisitivo y la desaceleración económica.
Bolivia se encuentra en una encrucijada económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa una inflación del 15,1% y un crecimiento económico de apenas 1,1% para 2025, cifras que superan ampliamente las proyecciones gubernamentales y encienden las alarmas sobre el empobrecimiento acelerado de la población. Economistas nacionales advierten que el modelo económico vigente muestra signos de agotamiento, afectando tanto a consumidores como a productores.
Proyecciones del FMI generan inquietud en el ámbito económico
El reciente informe del FMI destaca que Bolivia podría enfrentar una inflación del 15,1% en 2025, más del doble de lo estimado por el gobierno. Además, se prevé un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de solo 1,1%, lo que indica una economía prácticamente estancada.
José Gabriel Espinoza, economista y exdirector del Banco Central de Bolivia, señala que «el incremento de la inflación afecta directamente el poder adquisitivo de las familias, llevando a un empobrecimiento acelerado de gran parte de la población». Espinoza también destaca que la inflación impacta en los costos de producción, elevando los precios en toda la cadena productiva.
Factores estructurales y desequilibrios acumulados
Los expertos atribuyen esta situación a una serie de desequilibrios estructurales acumulados a lo largo de los años. Espinoza menciona que «Bolivia lleva más de 20 años con el mismo precio de los combustibles y un tipo de cambio fijo por más de 12 años», políticas que, según él, han sido sostenidas por los ingresos de las exportaciones de gas, ahora en declive.
Gonzalo Chávez, otro reconocido economista boliviano, expresa su preocupación por las proyecciones del FMI, especialmente por el bajo crecimiento económico previsto. «Eso significa un aparato productivo prácticamente parado, una economía con serios problemas de crecimiento», afirma Chávez. Además, advierte que el país importará más de lo que exportará en 2025 y 2026, lo que podría agravar el déficit comercial.
Implicaciones para la población y el sector productivo
La combinación de alta inflación y bajo crecimiento económico tiene consecuencias directas en la vida cotidiana de los bolivianos. El aumento de precios reduce el poder adquisitivo de los salarios, mientras que la desaceleración económica limita las oportunidades de empleo y crecimiento para las empresas. Esta situación genera un entorno económico desafiante tanto para consumidores como para empresarios.