El Comité Cívico pro Santa Cruz y la Sociedad de Ingenieros organizaron una Cumbre Nacional por la Soberanía Energética para abordar la escasez de combustibles y la caída de reservas de gas que afecta a Bolivia. La iniciativa reúne a instituciones técnicas y productivas con el objetivo de proponer soluciones inmediatas y estrategias de diversificación energética a mediano plazo.
Convocatoria técnica ante una crisis tangible
El anuncio público de la cumbre fue realizado por el presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz y el titular de la filial cruceña de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, que convocaron a los 13 colegios de especialidad de la SIB y a actores productivos para presentar propuestas concretas sobre abastecimiento, diversificación de la matriz y eficiencia en la generación eléctrica. Los organizadores subrayaron que la situación actual va más allá de la falta puntual de combustibles: se trata de una “crisis energética” vinculada a la reducción comprobada de reservas de gas en la última década.
Diagnóstico verificable: menos gas, mayor vulnerabilidad
Los datos oficiales y de organismos multilaterales confirman el deterioro de los recursos gasíferos: reportes del sector y el informe del FMI muestran que las reservas probadas de gas de Bolivia cayeron significativamente en años recientes (las estimaciones oficiales sitúan las reservas en torno a 4,4 TCF en 2023, frente a niveles superiores en años previos). Esa menor dotación reduce la capacidad del país para sostener exportaciones tradicionales de gas y, en consecuencia, las entradas de divisas que respaldan las reservas internacionales. La contracción de la oferta doméstica obliga en la práctica a mayores importaciones de combustibles o a recurrir a suministros externos en momentos de alta demanda.
La escasez de combustibles y la caída de la producción gasífera impactan la economía por tres vías claras y verificables. Primero, presionan las reservas internacionales: menor ingreso por exportaciones y mayor necesidad de adquirir combustibles en el exterior reducen la liquidez en dólares del país y limitan las importaciones de bienes intermedios y energía. Segundo, elevan riesgos fiscales cuando el Estado mantiene subsidios para sostener precios internos, lo que presiona al presupuesto y puede aumentar el déficit. Tercero, afectan sectores intensivos en energía y transporte agroindustria, transporte de carga y minería con costos operativos más altos y riesgos de interrupción de campañas agrícolas, tal como reportaron productores y agencias internacionales durante las recientes escaseces.
Respuestas en curso y dimensiones internacionales
En las últimas semanas las autoridades y el Legislativo aprobaron medidas transitorias para facilitar la importación de combustibles por parte de operadores privados, y el país ha recibido cargamentos desde terceros países para aliviar el déficit inmediato. Informes de mercados y operadores señalaron envíos desde Rusia y otras fuentes para atenuar la falta de diesel y gasolina. Sin embargo, esas soluciones de corto plazo no sustituyen la necesidad de inversión en exploración y en una matriz energética más diversa, como propusieron los organizadores de la cumbre que plantean acelerar proyectos solares, eólicos e hidráulicos.
Riesgos y condicionantes para convertir propuestas en resultados
Los aportes técnicos esperados en la cumbre deberán confrontar restricciones concretas: disponibilidad de financiamiento para proyectos energéticos, capacidad regulatoria y plazos de ejecución. La transición hacia renovables requiere tiempo, inversiones y planificación logística; en lo inmediato, la priorización de importaciones y contratos de corto plazo seguirá siendo necesaria para garantizar el suministro y proteger la actividad productiva. Al mismo tiempo, cualquier estrategia de largo plazo debe integrar medidas para preservar reservas de gas destinadas a exportación y uso doméstico estratégico, con criterios de sostenibilidad fiscal y eficiencia en el gasto público.
La convocatoria de Santa Cruz reúne el componente técnico que el país necesita en materia energética: diagnóstico multidisciplinario y propuestas de diversificación. Los hechos verificables muestran que Bolivia afronta una doble urgencia: resolver faltantes inmediatos de combustible y, simultáneamente, redefinir su matriz energética ante la reducción de reservas de gas. Desde el punto de vista macroeconómico, la prioridad debe ser preservar la capacidad de generar divisas y evitar que la importación creciente de combustibles deteriore las reservas internacionales y el balance fiscal. La cumbre puede aportar rutas técnicas valiosas, pero su eficacia dependererá de que las propuestas se traduzcan en planes financiables, plazos realistas y coordinación institucional que vincule soluciones de corto plazo con inversiones estructurales en generación y eficiencia energética.




