Un estudio regional de Credicorp muestra que el uso de billeteras móviles en Bolivia se triplicó entre 2021 y 2025 de 13% a 27% de la población, convirtiéndose en el crecimiento más rápido entre los ocho países analizados. El avance convive con retos estructurales de inclusión y con un contexto macroeconómico que hace crítico convertir adopción digital en resiliencia financiera.
Adopción récord de pagos digitales y situación del índice de inclusión
La quinta edición del Índice de Inclusión Financiera de Credicorp señala que Bolivia registró el mayor incremento en la utilización de billeteras móviles en la región: el porcentaje de usuarios pasó de 13% en 2021 a 27% en 2025. El informe también reporta que las billeteras son el instrumento más utilizado para transferencias en Bolivia (47%), por encima de la banca móvil (37%) y la banca por internet (12%).
Pese a este dinamismo en un componente clave del ecosistema digital, el IIF posiciona a Bolivia en el último lugar del ranking regional con 43 puntos sobre 100 en inclusión financiera. El país muestra avances en acceso, la proporción de personas con al menos un producto financiero se sitúa por encima del promedio regional, pero mantiene brechas en uso consolidado y calidad percibida.
Oportunidades y limitaciones
La expansión del uso de billeteras móviles tiene implicaciones macroeconómicas directas. Por un lado, facilita la formalización de pagos, mejora la trazabilidad de flujos y reduce costos de transacción para microempresas y comercios informales, lo que puede impulsar el consumo formal y aumentar la base de depósitos internos. Por otro lado, el efecto real sobre el crecimiento y la resiliencia depende de la estabilidad macroeconómica y del acceso a servicios complementarios como crédito digital, ahorro remunerado y seguros.
En Bolivia, estas oportunidades se desarrollan en paralelo a desafíos macroeconómicos documentados por organismos internacionales y la prensa: presiones sobre reservas externas, inflación elevada y limitaciones en el financiamiento externo. En ese entorno, una mayor digitalización de pagos puede mejorar la eficiencia del sistema, pero no sustituye la necesidad de políticas que atiendan solvencia, estabilidad monetaria y acceso al crédito para convertir la inclusión en aumento sostenido de inversión y productividad.
Infraestructura, regulación y nueva moneda digital
El Banco Central de Bolivia (BCB) ha dado pasos recientes hacia la modernización del sistema de pagos: lanzó el “Primer Informe del Boliviano Digital”, evaluación técnica sobre la viabilidad de una moneda digital de banco central (CBDC). Ese documento constata la intención de estudiar un activo complementario a la infraestructura existente, que podría reforzar la soberanía monetaria y la inclusión financiera si se diseña con criterios de interoperabilidad y seguridad.
La coordinación entre proveedores privados de billeteras, entidades financieras y regulador es clave para garantizar interoperabilidad, protección al usuario y prevención de riesgos operativos y de lavado. Además, la regulación fintech requerida para escalar servicios financieros digitales deberá equilibrar innovación y supervisión prudencial.
Relevancia internacional y efectos para la economía regional
El crecimiento de pagos digitales en Bolivia también tiene una dimensión internacional: facilita la integración con corredores de comercio electrónico regionales y reduce fricciones transfronterizas para micropagos y remesas digitales. Al mismo tiempo, el notable crecimiento de transacciones con activos digitales en Bolivia (registrado por el Banco Central y cubierto por agencias internacionales) muestra una diversificación de canales de pago que exige marcos regulatorios coherentes para evitar fugas de capitales y proteger a consumidores frente a la volatilidad de ciertos instrumentos digitales.
Los datos verificables muestran un avance contundente en la adopción de billeteras móviles en Bolivia: triplicar el uso en cuatro años es un logro operacional relevante. No obstante, la digitalización por sí sola no garantiza inclusión efectiva ni mayor productividad. Para materializar beneficios macroeconómicos, se requieren tres condiciones simultáneas: infraestructura y regulación interoperable; educación financiera y acceso equitativo en zonas rurales; y estabilidad macro que proteja el valor real de los depósitos digitales. Si estas condiciones se atienden, la rápida adopción de billeteras puede transformarse en palanca para ampliar la intermediación financiera, reducir informalidad y mejorar la competitividad de empresas bolivianas en mercados regionales.
																				



