La falta de combustible pone en jaque la producción de alimentos y afecta a miles de agricultores en el país.
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) ha alertado que la escasez de diésel está poniendo en riesgo la producción de casi dos millones de hectáreas de cultivo en Bolivia, afectando a productores agrícolas que dependen de este combustible para sus labores. Esta situación podría impactar gravemente la seguridad alimentaria y el abastecimiento de materias primas en el mercado local y de exportación.
La falta de diésel, esencial para la maquinaria agrícola que sustenta gran parte de la producción de cultivos en Bolivia, ha puesto en una situación de alta vulnerabilidad a 1,9 millones de hectáreas de cultivos en el oriente boliviano, de acuerdo con recientes declaraciones de Anapo. Este combustible es necesario para operar tractores y equipos de riego y fumigación, y la interrupción en su suministro afecta tanto a grandes como pequeños productores.
La crisis de combustible que enfrenta el país no es nueva, pero en esta ocasión la afectación podría resultar catastrófica para los cultivos de soya, maíz y sorgo, los cuales son esenciales tanto para el mercado interno como para las exportaciones. Según datos proporcionados por el presidente de Anapo, Fidel Flores, esta situación compromete directamente los ingresos de los productores y amenaza con agudizar la crisis alimentaria, ya que estos cultivos representan una base fundamental de la cadena alimentaria en Bolivia. De persistir la escasez, el país podría enfrentar una reducción significativa en la producción de estos granos, lo que afectaría no solo los precios locales, sino también las exportaciones agrícolas, perjudicando los ingresos en divisas y debilitando aún más la economía. Esta situación, además, podría aumentar la dependencia de importaciones para suplir el mercado interno, afectando negativamente la balanza comercial y la sostenibilidad alimentaria.
El Ministerio de Hidrocarburos y Energías, por su parte, ha señalado que se están haciendo esfuerzos para mejorar la distribución de combustibles en las zonas más afectadas. Sin embargo, los productores agrícolas sostienen que, hasta el momento, estas acciones no han resuelto el problema de fondo, y que el combustible sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda actual.
El contexto de esta crisis se da en un momento crítico para la economía boliviana, que ya enfrenta desafíos como la inflación de alimentos y el encarecimiento de insumos agrícolas, factores que podrían intensificar los problemas del sector agropecuario. La falta de diésel no solo pone en riesgo la estabilidad de la producción agrícola, sino que también amenaza el empleo rural y el bienestar de miles de familias que dependen de la agricultura para subsistir.