Muerte anunciada del sistema financiero boliviano: cuide sus activos, ahorre en dólares y siempre tenga una opción abierta para migrar
- Economía y Finanzas
- 13 de agosto de 2019

El Presupuesto General del Estado (PGE) 2026 avanza contra el tiempo mientras el Gobierno busca reorganizar el gasto, aplicar austeridad y asegurar financiamiento para cubrir un déficit fiscal superior a Bs 43.600 millones. El elevado peso del gasto corriente y la reducción de la inversión pública marcan el desafío central de la reconstrucción financiera del país.
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Un repunte de la calidad del vino en las principales regiones productoras, como Francia, Alemania y España, y una proyección global de expansión de mercado podrían favorecer la internacionalización de los vinos bolivianos, que ya muestran avances en exportaciones, reconocimiento y volumen productivo.
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La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) presentó al Gobierno un paquete de proyectos de ley y decretos destinados a desbloquear la inversión y la producción agropecuaria, mediante cambios en la verificación de la Función Económica Social (FES), liberalización de insumos y nuevas normas para biotecnología y exportaciones.
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El Gobierno boliviano anunció que el Presupuesto General del Estado (PGE) 2026 incorporará un nuevo régimen cambiario, señalando el cierre de un ciclo de tipo de cambio fijo que se mantuvo desde 2011 – Bs 6,96 por USD – y abriendo espacio a un marco más flexible con miras a mejorar la eficiencia económica y captar inversión.
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La percepción de riesgo sobre Bolivia se ha desacelerado notablemente tras la sucesión presidencial, con indicadores que retornan a niveles no vistos desde 2023. El cambio de sentimiento crea una oportunidad para reducir el costo de financiamiento, acelerar el acceso a crédito multilateral y atraer inversión privada, siempre que las señales de confianza se acompañen de medidas concretas y sostenibles.
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El ingreso de cientos de cisternas con diésel y gasolina redujo drásticamente las filas en surtidores y acortó la espera por combustible de 2–3 días a apenas minutos en varias zonas productivas, ofreciendo un alivio inmediato al transporte y la logística. La medida genera efectos colaterales favorables para la actividad económica, aunque la fragilidad del stock obliga a mantener un plan sostenido de reposición.
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