YPFB ha destinado más del 65 % de su presupuesto entre 2021 y 2025 a actividades de exploración, complementado por una inversión de USD 403 millones en Lliquimuni, con el objetivo estratégico de reducir la dependencia de combustibles importados.
Estrategia prolongada: exploración prioritaria para garantizar soberanía energética
Entre los años 2021 y 2025, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) destinó más del 65 % del presupuesto petrolero a exploración de hidrocarburos una política clara orientada a generar soluciones estructurales al creciente problema de abastecimiento de combustibles, especialmente gasolina y diésel-.
El enfoque estratégico parte del reconocimiento de una vulnerabilidad estructural: desde hace más de una década, Bolivia enfrentaba el riesgo creciente de escasez energética, con importaciones al alza. La respuesta: reactivar la búsqueda de recursos propios como vía para preservar la soberanía energética.
Resultados en proyectos exploratorios: cifras que ponen al país en movimiento
En estos cinco años, la estatal ejecutó más de USD 1 300 millones en más de 50 proyectos de exploración y explotación. De todos ellos, 18 resultados fueron positivos, incluyendo el destacado pozo Mayaya Centro-X1, con un potencial estimado de USD 6 800 millones en ingresos. Incluso medios internacionales lo han posicionado entre los 10 hallazgos más relevantes globalmente.
Para 2025, el plan de inversión asciende a USD 629 millones, de los cuales cerca del 80 % (USD 507 millones) están destinados a exploración y extracción.. A escala regional, se informó que la inversión total de Bolivia en proyectos petroleros alcanzará USD 703,7 millones, con YPFB aportando el 45 % del total, mientras un 72 % estará destinado a actividades upstream (exploración y producción).
Lliquimuni: nueva frontera estratégica con respaldo financiero
A raíz del éxito del pozo Mayaya Centro-X1, YPFB anunció una inversión inicial de USD 403 millones para el desarrollo del área no tradicional Lliquimuni. Esta inversión pionera proyecta para 2028 una producción temprana de hasta 50 millones de pies cúbicos de gas por día. El plan incluye la construcción del gasoducto Alto Beni–Caranavi, una planta de procesamiento y una central termoeléctrica de 140 MW en Caranavi.
YPFB anticipa que los resultados definitivos de las campañas exploratorias iniciadas recientemente serán visibles entre 2027 y 2028, marcando una nueva era en la capacidad de Bolivia para suplir sus necesidades internas y reducir la dependencia de importaciones.
Impactos y contexto: energía como pilar del desarrollo soberano
La estrategia de alta inversión en exploración restaurará el rol de Bolivia como “productor energético confiable” y responderá a deficiencias que se agrandaron en la última década. La caída en producción doméstica y el aumento de importaciones habían afectado la balanza energética y presupuestaria del Estado.
Si se concretan los proyectos anunciados, el país no solo reforzará su seguridad energética, sino que podrá destinar recursos a otras áreas estratégicas como salud, educación e infraestructura. El reto, advierten analistas, será mantener la continuidad financiera y una gestión técnica efectiva, para garantizar que los hallazgos se traduzcan en producción sostenible y eficiente.
YPFB ha engranado una estrategia audaz: destinar más del 65 % de su presupuesto a exploración, apuntalar su futuro energético con descubrimientos significativos como Mayaya Centro-X1, y lanzar el desarrollo de Lliquimuni con una inversión de USD 403 millones. Estas acciones convergen en un objetivo mayor: reducir importaciones, fortalecer la soberanía energética y revitalizar el sector hidrocarburífero boliviano a largo plazo.