AIE prevé que la electromovilidad regional alcanzará un 13% para 2030 si se mantiene el ritmo actual.
La adopción de vehículos eléctricos en América Latina ha experimentado un salto significativo en el último año, duplicando su participación de mercado y posicionándose como una tendencia creciente en el marco de la transición energética global.
Participación de mercado se duplicó en el ultimo año
América Latina avanza de forma sostenida hacia una movilidad más limpia. Según el informe “Global EV Outlook 2024” de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la participación de los autos eléctricos en las ventas totales de vehículos nuevos en la región pasó del 2,5% en 2023 al 4% en 2024. Aunque aún está por debajo del promedio mundial, la tendencia representa una duplicación en apenas un año.
El crecimiento ha sido impulsado por medidas fiscales que reducen los costos de adquisición, por la mayor disponibilidad de modelos asequibles —principalmente de fabricantes asiáticos— y por una conciencia ambiental creciente entre consumidores urbanos. También ha influido el desarrollo gradual de la infraestructura de carga, aunque aún enfrenta grandes desafíos logísticos.
Perspectivas para la próxima década
La AIE proyecta que, si se mantienen las políticas actuales, la penetración de vehículos eléctricos en la región podría alcanzar el 13% para 2030, según su escenario de Políticas Declaradas (STEPS). Sin embargo, alcanzar esa cifra dependerá de una expansión sostenida de los puntos de carga, de la mejora en financiamiento para la adquisición de vehículos eléctricos y de una coordinación más activa entre los sectores público y privado.
El interés de fabricantes internacionales en ingresar o fortalecer su presencia en América Latina también está creciendo, dada la evolución positiva del mercado y el potencial de expansión en ciudades medianas, donde la electromovilidad aún es incipiente.
Pese a los retos estructurales, la región está enviando una señal clara: el mercado automotor latinoamericano está empezando a girar hacia la electrificación, con oportunidades para nuevas inversiones y una menor dependencia de los combustibles fósiles a largo plazo.