En 2025, las reservas netas de Bolivia retrocedieron en aproximadamente USD 2.881 millones, profundizando su declive de más de una década desde los USD 15 000 millones en 2014. La escasez de divisas limita importaciones, eleva el costo de financiamiento y pone en jaque la estabilidad macroeconómica.
El Banco Central de Bolivia (BCB) informó que las reservas internacionales netas (RIN) cerraron agosto de 2025 en USD 2.881 millones, lo que representa un incremento de USD 905 millones respecto a diciembre de 2024, cuando el nivel se situaba en 1.977 millones. El crecimiento confirma la tendencia positiva que ya se observaba a mitad de año, cuando las reservas superaron los 2.807 millones.
Este repunte, aunque relevante, no alcanza para revertir la fuerte caída acumulada en más de una década. En 2014 las reservas llegaron a un máximo histórico de USD 15.123 millones, mientras que en 2006 todavía se mantenían en niveles superiores a los actuales. La magnitud de la reducción refleja una pérdida sostenida de la capacidad del Estado para disponer de divisas suficientes que respalden el tipo de cambio y las obligaciones externas.
La composición de las reservas: oro en el centro del debate
El informe del BCB detalla que el 92 % del total de reservas corresponde a oro, equivalente a USD 2.651,8 millones, mientras que el saldo en divisas y en Derechos Especiales de Giro apenas suma USD 229 millones. Esta estructura revela que el incremento reciente no proviene de una acumulación de dólares líquidos, sino de la valorización del oro en los mercados internacionales.
La escasez de reservas líquidas ha tenido un impacto directo en la economía real. Las importaciones de combustibles, alimentos e insumos productivos dependen de un flujo constante de dólares, y la falta de liquidez ha contribuido a mantener una brecha persistente entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, que en algunos momentos ha llegado a duplicarlo.
A ello se suma el elevado déficit fiscal, que se ubica por encima del 10 % del PIB, y que obliga al país a buscar financiamiento externo en condiciones cada vez más complejas. El nivel actual de reservas no solo condiciona la estabilidad cambiaria, sino también la capacidad de Bolivia para sostener sus compromisos financieros y generar confianza en los inversionistas.
El desafío de transformar el repunte en sostenibilidad
Los analistas coinciden en que la recuperación parcial de las reservas no puede interpretarse como una solución estructural. Para fortalecer la posición externa, Bolivia necesita aumentar de manera sostenida sus exportaciones en sectores estratégicos como minería, hidrocarburos y agroindustria, además de diversificar las fuentes de ingreso de divisas.
Al mismo tiempo, se considera indispensable gestionar de manera responsable el uso de las reservas de oro, de modo que puedan convertirse en respaldo líquido en caso de necesidad, sin comprometer los activos a largo plazo. Asimismo, la obtención de financiamiento internacional y la reorientación del gasto público hacia proyectos productivos se perfilan como medidas urgentes para recuperar la confianza y reducir la vulnerabilidad.