La consolidación de un paquete de reservas de hasta $us 9.000 millones busca restablecer un colchón de divisas que respalde el boliviano, reduzca el riesgo cambiario y mejore la percepción de riesgo país.
El Gobierno boliviano anunció que trabaja en un paquete de financiamiento externo y fortalecimiento de reservas internacionales que podría alcanzar entre 7.000 y 9.000 millones de dólares durante 2026, con el objetivo de garantizar estabilidad del tipo de cambio, reforzar liquidez y mejorar la confianza macroeconómica en un contexto de escasez de divisas y presiones sobre la balanza de pagos.
Contexto de vulnerabilidad de reservas y divisas
Bolivia enfrenta desde hace varios trimestres una escasez de divisas extranjeras, un factor que ha impactado su capacidad de cubrir importaciones, atender vencimientos de deuda y mantener estabilidad del tipo de cambio oficial. Las Reservas Internacionales Netas (RIN) se encontraban en torno a 3.277 millones de dólares a finales de 2025, recuperándose desde mínimos históricos tras años de presión fiscal y gasto en subsidios energéticos, según declaraciones oficiales del Banco Central de Bolivia (BCB) y del ministro de Economía Gabriel Espinoza.
Históricamente, la caída de las divisas ha limitado la capacidad del país para responder a choques externos, reduciendo margen para importar bienes esenciales y sostener obligaciones financieras. Hoy, el foco principal de la política económica es fortalecer ese colchón de divisas para elevar la capacidad de respuesta ante riesgos externos y mejorar la credibilidad financiera internacional.
Estrategia del paquete de reservas
El presidente Rodrigo Paz indicó que el Gobierno trabaja para que las reservas internacionales acumulen entre 7.000 y 9.000 millones de dólares en 2026, más del doble del saldo actual, como parte de una estrategia de estabilización cambiaria. Este paquete integraría financiamiento externo aprobado recientemente, como créditos con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) por $us 550 millones, junto a otros compromisos con organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón.
La ampliación del colchón de reservas se justifica como un ancla para la política cambiaria, que en Bolivia ha mantenido un tipo de cambio oficial fijo en aproximadamente 6.96 bolivianos por dólar desde 2011, pese a presiones de mercado y diferencias con valores de referencia no oficiales.
Implicaciones macroeconómicas
Un incremento sustancial de las reservas exógenas puede amortiguar tensiones externas, reduciendo la volatilidad de corto plazo de la moneda y generando confianza en la gestión macroeconómica. Economías con altos niveles de reservas internacionales cuentan con mayor espacio para defender políticas monetarias y atender pagos externos, un factor valorado por inversionistas internacionales y agencias calificadoras de riesgo.
El fortalecimiento de divisas también tiene un impacto directo en la gestión del pago de deuda externa: de acuerdo con datos de Reuters sobre negociaciones de financiamiento multilateral, Bolivia trabaja con varios organismos para asegurar recursos que contribuyan a esa meta.
Señales al mercado y percepción internacional
La articulación de un paquete financiero de esta magnitud puede tener efectos positivos sobre la percepción de riesgo país. En economías emergentes, un mayor nivel de reservas reduce la probabilidad de crisis de balanza de pagos, mejora las métricas de solvencia externa y puede traducirse en mejores condiciones de financiamiento internacional.
Bloomberg y otros medios especializados han reportado que paquetes de este tipo, cuando se combinan con reformas fiscales y estructurales, pueden ampliar el apetito por capitales extranjeros, reducir primas de riesgo y dinamizar proyectos de inversión pública y privada.
En América Latina, países como Perú y Chile, que han acumulado niveles relativamente altos de reservas respecto a sus importaciones, han mostrado mayor resiliencia ante choques externos y volatilidad de los mercados. La acumulación sistemática de reservas es vista por economistas internacionales como un seguro frente a choques negativos y una herramienta clave para estabilizar el tipo de cambio sin recurrir a políticas restrictivas que afecten la actividad económica.
La iniciativa de Bolivia de perfilar un paquete de entre 7.000 y 9.000 millones de dólares en reservas es un paso ambicioso en dirección a la estabilización macroeconómica en 2026. No solo amplía el espacio financiero y reduce la vulnerabilidad externa, sino que envía señales claras de disciplina y coordinación de política económica. La eficiencia con la que estos recursos se integren al sistema será determinante para consolidar estabilidad cambiaria, respaldar la política fiscal y fortalecer la confianza tanto de inversionistas internacionales como de los mercados domésticos.





