El Banco Central de Bolivia generó US$589 millones mediante contratos a futuro sobre 5,4 toneladas de oro. Aunque suaviza la escasez de divisas, estas operaciones plantean riesgos para las reservas líquidas y la solvencia fiscal del país.
En los últimos meses, el Banco Central de Bolivia firmó contratos forward que le permitirán recibir US$589 millones a cambio de entregar en un año 5,4 toneladas de oro. Según el informe oficial, estas operaciones, por 4,32 toneladas y 1,08 toneladas respectivamente, permitieron recaudar US$468 millones y US$120 millones, manteniendo la propiedad del metal mientras tanto.
Estas transacciones forman parte de estrategias más amplias con las que el BCB ha obtenido hasta US$3.000 millones este año, comprando oro en moneda local y vendiéndolo frente a escasez de dólares
Aunque Bolivia anunció reservas internacionales netas de US$2.900 millones, una recuperación parcial frente al mínimo histórico de 2024, estas cifras ocultan que la liquidez efectiva en dólares es muy limitada. Solo una estrecha fracción de las reservas es en moneda convertible, mientras el oro representa la mayor parte del valor contable.
Lo recaudado sirve como puente para cumplir obligaciones financieras en el corto plazo, pero la responsabilidad de entregar el oro en los próximos doce meses recae sobre la próxima administración estatal.
Riesgos de la estrategia de monetización
Analistas y representantes políticos expresaron preocupación. El candidato presidencial de la alianza Libre cuestionó la legalidad de reducir el stock de oro bajo el mínimo legal de 22 toneladas y advirtió posibles consecuencias legales. El BCB respondió que todas las operaciones se realizaron conforme a la normativa vigente.
Expertos como Luis Fernando Romero consideran que estos mecanismos son medidas urgentes frente a crisis cambiarias, pero alertan sobre la opacidad en la información y la necesidad de mayor transparencia.
Implicaciones macroeconómicas fundamentales
En un contexto de escasez de reservas líquidas y un déficit fiscal que supera el 10 % del PIB, convertir oro en divisas es una estrategia pragmática para evitar impagos y restablecer cierto flujo económico. Sin embargo, también incrementa la dependencia del nuevo gobierno respecto a fuentes externas de financiamiento y reduce el colchón de estabilización en caso de shocks internacionales.
La presión sobre el tipo de cambio paralelo y la limitada disponibilidad de dólares continúan evidenciando una fragilidad subyacente en la posición externa del país. Las operaciones del Banco Central proporcionan un alivio inmediato a la tesorería estatal, pero conllevan riesgos estructurales. La entrega futura de oro compromete parte de las reservas valiosas y subraya la urgencia de diversificar fuentes de ingreso de divisas, mejorar la gestión de reservas y fortalecer la transparencia en las finanzas públicas.