América Latina continúa mostrando brechas significativas en productividad, un aspecto crucial para el desarrollo económico. Bolivia, en particular, aún enfrenta desafíos para mejorar su competitividad y fortalecer sectores clave en un mercado cada vez más exigente.

En el panorama latinoamericano, los niveles de productividad siguen siendo desiguales, lo cual limita el crecimiento económico de varios países. Bolivia, en particular, enfrenta desafíos específicos, debido a su dependencia de sectores como la minería y los hidrocarburos, que aunque sostienen una parte fundamental de su economía, también presentan una alta volatilidad. Esta dependencia limita la capacidad del país para crecer de forma sostenida y competitiva en comparación con economías como las de Chile y México, que han diversificado sus sectores productivos y adoptado políticas de innovación.

Un estudio reciente publicado por Bloomberg Línea señala que los países latinoamericanos con mayores índices de productividad han logrado un enfoque sólido en diversificación e inversión tecnológica. Estos factores han permitido, por ejemplo, que Chile y México desarrollen infraestructuras más eficientes, apoyadas en educación técnica y capacitación laboral, que incrementan el valor añadido de sus productos y servicios en el mercado internacional.

Para Bolivia, el reto está en superar las barreras de una economía basada en la extracción de recursos naturales, ampliando su espectro productivo y fomentando la innovación en industrias emergentes. La falta de una infraestructura tecnológica robusta y la escasa inversión en innovación ralentizan su avance en este sentido. Economistas coinciden en que el desarrollo de políticas públicas que incentiven la formación de profesionales en áreas técnicas y la mejora de infraestructura serían claves para potenciar su crecimiento y reducir la dependencia de exportaciones primarias.