Con la campaña agrícola en marcha, la falta de combustible eleva costos y reduce la competitividad
La falta de diésel golpea a los productores de maíz en Bolivia, aumentando los costos de producción y generando incertidumbre sobre la próxima cosecha. Esta situación no solo afecta al sector agrícola, sino que amenaza con repercutir en los precios de alimentos básicos para la población.
Escasez de diésel agrava los costos de producción
Los productores de maíz en Bolivia enfrentan un desafío crítico debido a la escasez de diésel, combustible esencial para maquinarias agrícolas y transporte. El problema ha provocado incrementos significativos en los costos operativos, ya que el precio del diésel en el mercado informal llega a duplicar el oficial. Juan Carlos Leaños, agricultor del departamento de Santa Cruz, explica: “El diésel simplemente no está disponible en las cantidades necesarias, y eso ha reducido nuestra capacidad de producir al máximo. Esto también puede reducir la oferta en los mercados.”
En un contexto donde el maíz es clave para la cadena alimenticia como insumo principal en la producción de pollo, carne de cerdo y lácteos, cualquier impacto en su producción podría tener un efecto multiplicador en toda la economía nacional.
Preocupaciones económicas y precios al consumidor
Los costos de producción ya han aumentado entre un 20 % y un 30 %, según estimaciones del sector, una cifra que podría trasladarse a los consumidores finales en forma de mayores precios en alimentos básicos. Esto genera alarma en un país donde la inflación alimentaria ha sido relativamente controlada en los últimos años. El Gobierno ha prometido medidas para garantizar el suministro de diésel en las zonas más afectadas. Sin embargo, los agricultores critican la falta de previsión y una logística poco eficiente para atender las demandas del sector productivo.
La situación también está vinculada a las tensiones en el mercado global del petróleo, que han afectado el suministro en varias economías de la región. Si bien el diésel en Bolivia está subsidiado, los problemas de distribución y la creciente demanda local han exacerbado el problema, dejando a los agricultores en una posición vulnerable.