Precios mundiales de carne de vacuno y ovina alcanzaron máximos históricos en agosto, ciudadanos tanto en EE.UU. como China impulsan el mercado en un contexto de escasa oferta. La inflación de alimentos se agrava y genera presiones crecientes en Bolivia y la región.
En agosto, el índice de precios de la carne de la FAO superó el máximo anterior establecido en julio, reflejando el fuerte apetito de mercados como EE.UU. y China combinado con una oferta reducida de ganado a nivel global. La producción ha sido afectada por condiciones climáticas adversas y enfermedades del ganado, especialmente en los principales exportadores como Estados Unidos y Brasil. La situación ha desencadenado un alza sostenida en los precios, que presiona la inflación alimentaria en múltiples países.
La subida global de los precios de la carne se refleja de forma directa en los mercados latinoamericanos. Bolivia, que importa una parte significativa de su carne vacuna procesada y materias primas para consumo interno, siente el impacto a través de mayores costos logísticos y encarecimiento de los productos en cadena. La inflación de alimentos se convierte en una de las variables más rezagadas para estabilizar el índice general de precios.
Factores estructurales detrás del encarecimiento sostenido
Expertos de la FAO advierten además que la relación entre los mercados de carne y lácteos agrava aún más el fenómeno. Con precios altos para mantequilla y queso, no conviene sacrificar vacas lecheras, lo que reduce la disponibilidad de ganado destinado al consumo. Esto se suma a los efectos del cambio climático y barreras sanitarias que restringen el flujo comercial de animales.
La presión sobre los precios ejerce un doble impacto: por un lado, encarece el consumo interno, vulnerando la capacidad de compra de la población; por otro, vuelve más competitivos los productores regionales que pueden mantener niveles de producción con menores costos locales. Sin embargo, Bolivia enfrenta el riesgo de depender aún más de importaciones caras, lo que podría describir un círculo vicioso en su balanza comercial.
El reto de contener la inflación alimentaria
Para proteger el poder adquisitivo y controlar la inflación general, los economistas recomiendan medidas como estabilizar el tipo de cambio, reducir cuellos de botella logísticos y promover producción local competitiva. Solo con una respuesta articulada entre el sector privado, el Gobierno y productores, será posible enfrentar una presión inflacionaria que amenaza la estabilidad económica doméstica