El oro, que tocó máximos históricos en octubre, conserva el impulso alcista ante compras de bancos centrales, riesgos fiscales y expectativas de tasas reales más bajas. UBS sitúa un objetivo en US$4.700 la onza, mientras JPMorgan Private Bank proyecta un rango de US$5.200–5.300 hacia fines de 2026; Reuters y encuestas de mercado respaldan un panorama general de precios elevados en 2026.
El precio del oro escaló durante 2025 y llegó a registrar un récord por encima de US$4.300 la onza en octubre, antes de experimentar correcciones técnicas. Los analistas de UBS sostienen que la combinación de mayores compras oficiales, riesgos fiscales en economías avanzadas y la expectativa de recortes de tasas en Estados Unidos mantendrán el soporte para el metal como activo de refugio, con un objetivo de US$4.700 la onza.
J.P. Morgan Private Bank va más allá en su proyección: Alex Wolf y su equipo estiman que la demanda estructural, especialmente de bancos centrales de mercados emergentes, y una posible redistribución de activos podrían llevar los precios hasta entre US$5.200 y US$5.300 a finales de 2026. En línea con esa visión, Reuters reportó que algunos modelos de JPMorgan apuntan a un promedio de aproximadamente US$5.055 por onza hacia el cuarto trimestre de 2026.
Los factores que sostienen las perspectivas alcistas son tangibles y compartidos por varias casas: 1) compras netas de bancos centrales —el Consejo Mundial del Oro registró compras significativas en 2025—; 2) mayores niveles de deuda pública global, que aumentan el interés por activos de diversificación; y 3) expectativas de tasas reales inferiores en EE. UU., lo que reduce el costo de oportunidad de mantener oro. Estas fuerzas se combinaron con episodios de volatilidad en mercados de renta fija y noticias geopolíticas, reforzando la demanda.
No obstante, el mercado muestra también fuentes de riesgo que moderan la discusión: retrocesos bruscos por toma de ganancias, fortaleza del dólar en momentos puntuales y la posibilidad de que recortes de tasa previstos por la Reserva Federal se retrasen o sean menores a lo anticipado. Encuestas de analistas y notas de bancos (HSBC, Morgan Stanley, Bloomberg) recogen escenarios alternativos que sitúan objetivos más conservadores o subrayan la elevada volatilidad intrínseca del mercado del oro.
La convergencia de pronósticos altos por parte de UBS, JPMorgan y otras instituciones plantea un escenario en el que el oro sigue consolidando su rol como cobertura ante riesgos macrofinancieros. Para inversores y gestores latinoamericanos, la recomendación prudente es calibrar exposición: el metal ofrece diversificación frente a riesgos fiscales y cambiarios, pero la alta volatilidad exige tamaños de posición y horizontes de inversión bien definidos. Un plan de inversión que combine posiciones físicas, ETFs y estrategias de cobertura permitirá aprovechar la tendencia sin quedar sobreexpuesto a correcciones abruptas.





