Bolivia negocia líneas de crédito multilaterales para diversificar su matriz energética y disminuir el uso de combustibles fósiles.
Durante la VII Reunión de Ministros de Energía de la CELAC, celebrada recientemente en Bogotá, Bolivia anunció que se encuentra en negociaciones con organismos multilaterales para acceder a financiamiento destinado a reducir la dependencia de combustibles fósiles y promover fuentes de energía limpias y sostenibles. Estas gestiones se enmarcan en su compromiso con la transición energética nacional y su meta de alcanzar una matriz más limpia.
Instituciones clave y montos en discusión
Entre los organismos con los que se están gestionando recursos figuran agencias como la CAF y la Agencia Francesa de Desarrollo. Por ejemplo, la CAF destinó USD 5.200 millones en créditos para desarrollo sostenible, y dentro de estos está incluido un proyecto que financiará la Planta Solar Chichas en Bolivia con un aporte de aproximadamente USD 110 millones. Por su parte, la agencia francesa aprobó recientemente un préstamo de 90 millones de euros orientado a fortalecer el marco regulatorio y el despliegue de energías renovables
Actualmente, Bolivia depende en un 81 % del gas natural para su energía primaria, mientras que apenas cerca del 2 % proviene de energías renovables como solar, eólica e hidroeléctrica . El plan del gobierno apunta a ampliar esa participación renovable mediante inversiones en infraestructura energética moderna, eficiencia y descongelar proyectos como la producción de hidrógeno verde y generación distribuida.
La movilización de crédito climático y bonos verdes proporciona un nuevo canal financiero alineado con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Esta opción facilita la atracción de capitales de impacto para proyectos de largo plazo y fortalece la confianza de los inversores . Además, posiciona al país como referente regional en materia de políticas climáticas y sostenibilidad energética.
Riesgos y consideraciones económicas
El proceso requiere claridad en las condiciones del financiamiento y transparencia en su asignación para evitar problemas como el “greenwashing”. También es crucial asegurar la viabilidad fiscal y evitar la creación de nuevas deudas no productivas. Por ello, se busca incorporar asistencia técnica combinada con presupuestos de inversión pública y cooperación internacional.
Bolivia da pasos concretos para financiar la transición energética que le permita reducir el uso de combustibles fósiles e impulsar energías renovables. Estas gestiones representan una oportunidad para diversificar su matriz energética, mejorar resiliencia y atraer capital alineado con estándares ESG. Si se manejan con rigor institucional, estos recursos pueden contribuir a fortalecer la seguridad energética y el desarrollo sostenible del país.