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Minerales críticos: Bolivia guarda el tesoro que el mundo necesita, sin explotarlo plenamente

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  • 30 de septiembre de 2025
Minerales críticos: Bolivia guarda el tesoro que el mundo necesita, sin explotarlo plenamente

El país alberga 31 de los 38 minerales críticos que sostiene la transición energética global, entre ellos litio, estaño, zinc, tierras raras y cobre. No obstante, la falta de reservas certificadas, baja inversión, vacíos normativos y débiles cadenas de valor limitan el potencial de convertirse en un proveedor competitivo

Bolivia está en una posición privilegiada dentro del mapa global de minerales estratégicos. Según expertos y reportes del sector, el país cuenta con recursos minerales tan demandados como litio, cobre, zinc, níquel, tierras raras y estaño.  En particular, alberga aproximadamente el 21 % de los recursos mundiales de litio, lo que lo convierte en uno de los países con mayor potencial para la industria de baterías y tecnologías limpias. Además, se han identificado yacimientos de tierras raras en departamentos como Santa Cruz, Cochabamba y Potosí.

Estos minerales críticos son vitales para la producción de baterías, vehículos eléctricos, sistemas de almacenamiento de energía, electrónica avanzada y para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. América Latina, incluida Bolivia, aparece como actor central en las proyecciones de reemplazo energético global.

Obstáculos que frenan la materialización del potencial

A pesar de este patrimonio mineral, Bolivia sufre una brecha grande entre lo que posee en recursos y lo que efectivamente explota y comercializa. La tecnología de extracción y procesamiento, las condiciones técnicas del salar y los vacíos regulatorios también han sido señalados como barreras recurrentes.

Asimismo, el país cuenta con potencial en minerales como magnesio, manganeso, zinc, antimonio, bismuto, indio y tierras raras, pero estos todavía requieren prospección, inversiones en exploración y creación de cadenas de valor locales que permitan no sólo extraer materias primas, sino procesarlas y exportar productos con mayor valor agregado. También hay riesgos sociales y ambientales, como la necesidad de implementar consultas previas con comunidades indígenas y garantizar prácticas de explotación sostenible.

Para Bolivia, transformar este potencial mineral en una fuente de ingresos sostenibles y diversificados no solo supone multiplicar exportaciones, sino también atraer inversión extranjera responsable, mejorar gobernanza, actualizar leyes mineras y crear condiciones favorables para la innovación tecnológica. De no hacerlo, el país corre el riesgo de permanecer como proveedor de materia prima con escaso valor añadido, mientras otros actores se quedan con la mayor parte de las ganancias en la cadena global de minerales críticos.

El mundo demanda minerales esenciales, la oportunidad para Bolivia es histórica, pero será ganado o perdido dependiendo de qué tan pronto evolucione institucional y técnicamente su capacidad productiva.