La cooperación binacional busca reducir pérdidas fiscales por contrabando, agilizar el tránsito de mercancías legales y fortalecer la competitividad de exportadores e importadores en ambos países.
Coordinación estratégica para salvaguardar ingresos y dinamizar la frontera
En el marco de la XVII Reunión del Comité de Frontera e Integración Bolivia–Chile, celebrada en Arica, ambos países acordaron profundizar la cooperación aduanera para frenar el contrabando, una de las principales causas de evasión fiscal en Bolivia. A través de medidas operativas, tecnológicas y normativas, se busca proteger la economía formal, fortalecer la recaudación tributaria y mejorar la eficiencia del comercio bilateral.
La presidenta de la Aduana Nacional de Bolivia, Karina Serrudo, y su par chilena, Alejandra Arriaza, anunciaron que los pasos fronterizos de Tambo Quemado–Chungará y Pisiga–Colchane ya operan con atención continua las 24 horas, medida que reduce tiempos logísticos y mejora la previsibilidad para operadores de carga, especialmente los vinculados al comercio exterior legal.
Contrabando: un desafío económico estructural
Según estimaciones de organismos locales, el contrabando genera pérdidas fiscales que oscilan entre $us 1.000 y $us 1.500 millones anuales en Bolivia, impactando negativamente en la industria nacional, el empleo y la inversión. El fortalecimiento del control fronterizo no solo responde a una necesidad operativa, sino que es una herramienta clave de política económica para frenar la informalidad y recuperar ingresos para el Tesoro General del Estado.
La nueva hoja de ruta acordada entre ambos países incluye la implementación de un formulario único para vehículos de turismo, el intercambio digitalizado de datos sobre mercancías y transportes, y controles cruzados sobre productos provenientes de la Zona Franca de Iquique (Zofri), especialmente los de alto valor y consumo masivo.
Beneficios para la competitividad exportadora
La modernización aduanera beneficia también a los exportadores bolivianos que utilizan los puertos del norte chileno para acceder a mercados internacionales. Menores tiempos de inspección y un sistema coordinado de autorizaciones facilitan el tránsito fluido de productos agroindustriales, manufacturados y mineros, reduciendo costos logísticos y aumentando la competitividad regional.
Empresas de transporte, operadores logísticos, cámaras de exportación y asociaciones de importadores valoran el impacto positivo de estos acuerdos para dinamizar el comercio formal, atraer inversión y brindar mayor seguridad jurídica en el movimiento transfronterizo de mercancías.
Hacia una integración económica más profunda
Además de los aspectos técnicos, la reunión bilateral sienta las bases para una integración económica más sostenible, basada en la transparencia, la digitalización y la cooperación institucional. Esta visión de frontera inteligente permite no solo controlar el contrabando, sino también fomentar un entorno comercial más robusto, con potencial de mayor recaudación, formalización del empleo y mejor asignación de recursos públicos.
El refuerzo de los controles aduaneros entre Bolivia y Chile representa un paso estratégico para blindar la economía formal, reducir pérdidas por evasión fiscal y potenciar la competitividad del comercio exterior legal. La eficiencia en la frontera no es solo una cuestión de seguridad, sino una palanca de desarrollo económico regional.