Reservas históricamente bajas y alta deuda ponen a prueba el modelo económico del país
La economía boliviana enfrenta una encrucijada marcada por niveles críticos en las reservas internacionales y una deuda pública creciente. Empresarios del país advierten que las elecciones de 2025 son la última oportunidad para implementar reformas que detengan el deterioro económico.
Números que reflejan una situación crítica
Bolivia, considerada en años anteriores como una de las economías más resilientes de la región, enfrenta actualmente desafíos que exigen atención inmediata. Las Reservas Internacionales Netas (RIN), que superaban los $us 15.000 millones en 2014, han caído por debajo de los $us 4.000 millones en 2024, limitando la capacidad del país para cubrir importaciones y obligaciones externas.
A esto se suma el crecimiento de la deuda pública, que ha escalado al 66% del Producto Interno Bruto (PIB), según el Banco Central de Bolivia. Este nivel genera preocupación entre analistas y empresarios, quienes subrayan que, sin un ajuste fiscal drástico, el país podría entrar en un ciclo de financiamiento insostenible.
La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) resalta que las trabas regulatorias y la incertidumbre política han contribuido a una baja en la inversión privada, que apenas representa el 8% del PIB. Sectores clave como el agroindustrial y la minería enfrentan desafíos de competitividad por la falta de incentivos y acceso limitado al crédito. En cifras, las exportaciones bolivianas han disminuido en un 16% respecto al año anterior, principalmente por la caída en los precios del gas y minerales, que representan más del 50% de los ingresos de divisas. Este retroceso agrava el déficit comercial, que en 2023 alcanzó los $us 1.200 millones.
El reto de redefinir el rumbo económico del país en 2025
Con las elecciones generales a la vista, empresarios y economistas coinciden en que el futuro económico de Bolivia dependerá de las decisiones del próximo gobierno. Entre las principales propuestas destaca la creación de un modelo de desarrollo más inclusivo y sostenible, que contemple la atracción de inversión extranjera, la diversificación de exportaciones y la implementación de políticas públicas orientadas a la competitividad.
El litio, considerado el “oro blanco”, representa una oportunidad para Bolivia, con un estimado de 23 millones de toneladas en reservas. Sin embargo, empresarios señalan que el desarrollo de este recurso requiere una estrategia transparente y la colaboración de actores internacionales. «El litio podría transformar la economía boliviana, pero necesitamos políticas que garanticen su explotación eficiente y sostenible», comentó un experto del sector.
Una economía en la cuerda floja, pero con potencial de recuperación
A pesar del panorama desafiante, los empresarios mantienen la esperanza en un cambio que permita la reactivación económica. Las elecciones de 2025 no solo representan una oportunidad para definir el liderazgo político del país, sino también para instaurar un modelo económico que priorice el desarrollo a largo plazo.
Con las reservas agotándose y una deuda insostenible, la necesidad de políticas audaces nunca ha sido más evidente. Bolivia tiene los recursos, el talento y la oportunidad de convertirse en un actor competitivo en la región. Pero como advierten expertos, el tiempo se agota, y 2025 será un año determinante para establecer las bases de un crecimiento sólido y sostenible.