La inflación mensual en Bolivia registró un avance del 1,01 % en agosto, impulsada principalmente por alimentos y servicios. La cifra acumulada llega al 18,09 %, muy por encima del objetivo oficial, profundizando los desafíos para la política monetaria y el poder adquisitivo de los hogares.
Precios en alimentos y servicios empujan alza de precios
El Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 1,01 % en agosto, frente al 1,20 % de julio, confirmando una leve desaceleración. La dinámica anual muestra una inflación acumulada de 18,09 % entre enero y agosto, una de las más altas de los últimos años y muy por encima de la meta gubernamental del 7,5 % para 2025.
El motor inflacionario principal fue el alza en alimentos y bebidas no alcohólicas, seguido por recreación y cultura, salud, vivienda y servicios básicos. Productos con mayores incrementos incluyeron carne de pollo, material de papelería y escolar, carne de res sin hueso, plátano y perfumes; en contraste, disminuyeron pesos inflacionarios artículos como la cebolla, transporte interdepartamental, televisores, celulares y pañales
La variación mensual del IPC también fue desigual entre regiones. Trinidad lideró el incremento con 2,02 %, seguida de Oruro (1,52 %) y Sucre (1,32 %). En las principales conurbaciones, Santa Cruz registró 0,99 % y La Paz 1,10 %, mientras que la Región Metropolitana Kanata mostró el menor ritmo con 0,76 %. Este patrón evidencia que las zonas de menor densidad experimentan mayor presión inflacionaria, lo que complica el bienestar de los hogares en áreas rurales y semiurbanas.
Repercusiones económicas: consumo, margen empresarial y política pública
Una inflación acumulada del 18,09 % impacta directamente el poder adquisitivo. Los hogares enfrentan recortes en su consumo básico, sobre todo en alimentos. Las empresas, en sectores como comercio, servicios e industria, sufren mayores costos operativos, mientras se tensionan márgenes e incluso se retrasa la inversión.
Respecto a la política monetaria, el Banco Central de Bolivia (BCB) debe equilibrar la necesidad de moderar estímulos con el riesgo de enfriar aún más la economía. Al mismo tiempo, el Gobierno se enfrenta a una presión creciente para contener la inflación sin sacrificar apoyos sociales, especialmente en contextos de escasez de combustibles e incertidumbre fiscal.
La inflación interanual de agosto (24,15 %) sigue la tendencia histórica de niveles altos que podrían prolongarse si persisten desequilibrios cambiarios, subsidios ineficientes o shocks de oferta como la crisis del diésel. Aunque la desaceleración registrada en agosto ofrece cierto alivio, economistas advierten que la inflación anual podría acercarse o superar el 20 % si no se aplican medidas de estabilización macroeconómica con celeridad