El impacto se refleja en alimentos, transporte y combustibles, mientras persisten restricciones logísticas y tensiones sobre el tipo de cambio.
La inflación en Bolivia alcanzó niveles no vistos en décadas, con una tasa interanual que rozó el 19 % en mayo. La presión de varias fuerzas, desde la escasez de divisas hasta problemas logísticos, continúa empujando los precios al alza, encendiendo alertas sobre el deterioro del poder adquisitivo y la confianza de los hogares.
Economistas locales coinciden en que la inflación actual obedece a una combinación de factores: restricción de divisas, emisión monetaria expansiva, bloqueos de caminos y un entorno internacional marcado por el encarecimiento del petróleo. Jonathan Fortún, del Instituto Internacional de Finanzas, prevé que el alza se prolongue en los próximos meses, mientras Luis Fernando Romero, del Colegio de Economistas de Tarija, anticipa que junio podría superar el 23 % interanual
Impacto directo en los hogares
Los hogares bolivianos ya enfrentan consecuencias palpables. El rápido encarecimiento de alimentos, combustibles y productos esenciales ha erosionado el poder de compra. Cuando la inflación supera niveles de dos dígitos, advierten analistas, el impacto se traduce en modificaciones de la canasta familiar, reducción en el acceso a servicios y aumento de tensión social.
El fenómeno se agrava por una moneda nacional debilitada. El boliviano ha perdido terreno frente al dólar paralelo, lo que encarece importaciones y alimenta una espiral de precios internos.
Parálisis logística y falta de resoluciones
Los bloqueos intermitentes de rutas han agravado la crisis. Producto de la inestabilidad política, el flujo de alimentos y combustibles se interrumpe con frecuencia, impactando directamente en la oferta y los tiempos de distribución. Esta dinámica genera distorsiones que elevan los precios y minan la confianza productiva.
Añade el contexto global: el alza en el precio del petróleo por tensiones geopolíticas incrementa el costo de importación de energéticos, intensificando la presión inflacionaria interna.
Riesgos para hogares y estabilidad económica
Expertos coinciden en que, sin acciones correctivas de fondo, Bolivia podría enfrentar una espiral inflacionaria prolongada. La evidencia indica que niveles elevadamente sostenidos de inflación reducen la inversión, generar incertidumbre en los mercados e incrementan la vulnerabilidad de los sectores más pobres El contexto político electoral complica aún más la situación: los ajustes económicos se vuelven impopulares, y postergar decisiones de política monetaria o fiscal podría profundizar la desconfianza en el rumbo económico.