Las protestas y bloqueos en Bolivia han generado pérdidas millonarias diarias, afectando gravemente la producción y el transporte en las principales regiones del país.
Las recientes movilizaciones sociales en Bolivia están ocasionando graves perjuicios económicos, particularmente en el sector industrial. De acuerdo con Luis Siles, viceministro de Políticas de Industrialización, las regiones de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, que constituyen el eje troncal productivo del país, enfrentan pérdidas diarias de entre 80 y 100 millones de dólares debido a la interrupción del transporte de materias primas y productos acabados. Estas interrupciones no solo impactan a las empresas directamente, sino que también afectan a toda la cadena de suministro.
Consecuencias directas en la industria alimentaria
Uno de los sectores más golpeados por los bloqueos es la Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA), que ha reportado pérdidas diarias de 250.000 bolivianos. Esta situación se debe a la imposibilidad de transportar insumos esenciales hacia su planta de procesamiento ubicada en Achacachi. Los productores lecheros que abastecen a esta planta tampoco han quedado exentos de las consecuencias. Sin poder transportar sus productos, se estiman pérdidas diarias de miles de bolivianos para estos productores, lo que pone en riesgo la estabilidad de toda una cadena productiva.
Una crisis prolongada y con múltiples frentes
Las manifestaciones, que inicialmente se concentraron en La Paz, han escalado, afectando otras regiones clave. Además del sector alimentario, las industrias manufactureras y de exportación también han sido severamente impactadas. Estas industrias dependen de rutas logísticas clave, que han permanecido bloqueadas durante semanas, paralizando sus operaciones. El viceministro Siles ha advertido que las consecuencias de estas protestas no solo se ven reflejadas en pérdidas inmediatas, sino que también podrían tener efectos prolongados en la competitividad del país. Las empresas, particularmente las pequeñas y medianas, corren el riesgo de enfrentarse a problemas de liquidez, insolvencia e incluso cierre si la situación no mejora.
La prolongación de los bloqueos no solo agrava las pérdidas financieras diarias, sino que también pone en riesgo la estabilidad económica de Bolivia en el mediano y largo plazo. A medida que las pérdidas acumuladas alcanzan cifras alarmantes, la capacidad del país para recuperar su ritmo económico se torna más incierta. La reactivación plena del sector industrial dependerá en gran medida de la resolución de estos conflictos sociales, lo que plantea un desafío mayúsculo tanto para las autoridades como para las empresas del país.