El Fondo ajusta la expectativa de crecimiento para la región, consolidando un escenario más favorable pese a la guerra comercial.
El Fondo Monetario Internacional ha elevado su estimación de crecimiento del PIB para América Latina y el Caribe en 2025, proyectando una expansión del 2,3 %, frente al 2,0 % previsto anteriormente en su informe de abril. Esto refleja una mejora en el panorama económico ante la reducción parcial de aranceles globales y un entorno financiero global más benigno.
Revisiones y condiciones externas que favorecen el ajuste al alza
En abril, el FMI había estimado un crecimiento de apenas 2,0 % para la región, citando fuertes riesgos ligados a la guerra comercial, volatilidad en precios de materias primas y dificultades en cadenas globales de suministro.. La actualización al alza responde ahora a señales más positivas: menor aversión al riesgo financiero, dólar más débil, condiciones de crédito más accesibles y escenarios arancelarios menos agresivos en Estados Unidos.
Sin embargo, el organismo advierte sobre posibles reversiones del impulso si aumentan los recelos comerciales o se endurecen los déficits fiscales, especialmente en economías más vulnerables. Brasil, por ejemplo, podría ver desacelerar su crecimiento, esperado en 2,3 % en 2025 y 2,1 % en 2026, si se implementan nuevos aranceles estadounidenses al acero, aluminio y otros productos.
Diferencias entre países: ganadores y rezagados
Argentina destaca como excepción al recibir una mejora considerable en sus proyecciones: se espera un crecimiento del 5,5 % en 2025, consolidándose como el motor regional gracias a medidas de estabilización y apoyo del FMI.. Perú también ajustó al alza sus expectativas hasta 2,8 %, al igual que Ecuador con 1,7 %. Chile y Colombia proyectan estabilidad con un crecimiento cercano al 2,0 % y 2,4 %, respectivamente.
México, sin embargo, permanece estancado con una previsión modesta del 0,2 %, mientras que economías como las de Centroamérica y el Caribe se sitúan entre 1,0 % y 3,8 %, reflejo de desafíos estructurales persistentes.
Implicaciones para Bolivia y América Latina
Para Bolivia, un contexto regional con crecimiento cercano al 2 % representa una ventana para mejorar su inserción productiva y comercial. En un escenario donde la región supera tensiones globales y recupera algo de dinamismo, las oportunidades de exportación —particularmente de minerales y agroindustria— podrían ganar tracción. Si bien Bolivia no destaca por grandes tasas de expansión en este pronóstico, el entorno regional más favorable y un mejor acceso a ocho mercados clave puede fortalecer la diversificación de su cartera económica.
Perspectiva de políticas y sostenibilidad
El FMI recomienda políticas claras orientadas a generar confianza, previsibilidad y sostenibilidad macroeconómica. Entre ellas, destacan la consolidación fiscal responsable y reformas estructurales para mejorar educación, empleo y competencia económica. El fortalecimiento institucional y monetario también es clave para evitar reversos ante shocks externos.
Aunque el crecimiento proyectado del 2,3 % para 2025 sigue siendo moderado frente al potencial de la región, representa un alivio frente a escenarios más adversos. A nivel regional y para Bolivia en particular, el escenario plantea desafíos de productividad y formalización, pero también abre puertas para avanzar en integración comercial, diversificación productiva y estabilidad financiera con enfoque sostenible.