Entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones de soya y sus derivados en Bolivia experimentaron una reducción significativa de $us 671,9 millones en comparación con el mismo período de 2023, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Impacto de la sequía en la producción

La sequía ha sido un factor determinante en esta disminución. La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) informó que la producción total de soya en 2024 fue de 2.026.412 toneladas, lo que representa una reducción del 37% respecto a 2023. La productividad promedio anual también cayó de 2,05 toneladas métricas por hectárea (TM/ha) en 2023 a 1,30 TM/ha en 2024.

Además de la sequía, el sector ha enfrentado desafíos como el aumento en los costos de producción, inseguridad jurídica y dificultades en el abastecimiento oportuno de diésel. Estos factores han contribuido a la disminución de las exportaciones y han generado preocupación entre los productores y exportadores bolivianos.

Perspectivas para 2025

La situación ha llevado a un sentimiento de pesimismo entre los exportadores bolivianos de cara a 2025. La combinación de la crisis climática y económica plantea desafíos significativos para el sector, que busca medidas para mitigar los efectos adversos y recuperar su competitividad en el mercado internacional. La caída en las exportaciones de soya y sus derivados no solo afecta a los productores, sino que también tiene implicaciones para la economía nacional, dado que este cultivo es uno de los principales productos de exportación del país. La situación actual subraya la necesidad de políticas estructurales de apoyo y medidas para fortalecer el sector agropecuario y agroindustrial en Bolivia.