Escasez de producción y tensiones comerciales elevan el precio global del café, con impactos en las economías exportadoras.
El precio del café arábica superó los US$4 por libra en la Bolsa de Nueva York, marcando uno de sus niveles más altos en más de una década. Factores climáticos extremos en Brasil y Vietnam, junto a nuevas tensiones arancelarias, presionan la oferta mundial, aumentando la preocupación por los efectos inflacionarios en América Latina y la sostenibilidad de la cadena productiva global.
La cotización del café arábica superó esta semana los US$4 por libra en la Bolsa de Nueva York, marcando su nivel más alto desde 2022. La combinación de fenómenos climáticos extremos en Brasil y nuevas medidas arancelarias en Estados Unidos y Europa ha disparado la volatilidad en los mercados, afectando de forma directa a los países productores de América Latina, incluido Bolivia.
El alza de precios responde principalmente a la preocupación por una menor oferta global. Las intensas lluvias y olas de calor en Brasil —el mayor exportador mundial de café— redujeron las proyecciones de cosecha en un 8% respecto al año anterior, según datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab). A ello se suma la reciente imposición de aranceles adicionales sobre productos agrícolas en Europa, en respuesta a tensiones comerciales con Estados Unidos, lo que ha generado distorsiones en las rutas de exportación.
Impacto regional y perspectivas para Bolivia
La escalada en el precio del café no solo afecta a los mercados mayoristas, sino que también genera presiones sobre los productores latinoamericanos. Según la Federación Latinoamericana de Caficultores, se estima que los costos logísticos en la región se incrementaron un 12% en el primer trimestre de 2025, afectando directamente la competitividad.
En Bolivia, donde el sector cafetalero representa cerca del 0,4% del PIB agrícola, los productores han comenzado a recalibrar sus estrategias de siembra y exportación. El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) informó que las exportaciones de café boliviano crecieron un 7% en volumen durante 2024, pero los analistas advierten que la volatilidad internacional podría encarecer insumos y afectar la rentabilidad del sector. «El desafío para Bolivia será mantener la calidad diferenciada de su café frente a un escenario de alta incertidumbre global», señaló Claudia Rivero, analista agrícola de la Cámara Nacional de Exportadores (CANEB).
Tendencias futuras y riesgos latentes
Aunque algunos analistas anticipan una corrección en los precios para el segundo semestre de 2025 si las condiciones climáticas se normalizan, el mercado se mantiene cauteloso. La Organización Internacional del Café (OIC) advirtió que los fenómenos meteorológicos extremos podrían volverse más frecuentes, afectando la estabilidad de la oferta global a mediano plazo.
Para América Latina, y en particular para productores como Bolivia, la prioridad estará en fortalecer la resiliencia climática, diversificar mercados y mejorar la eficiencia logística. De lo contrario, las oportunidades de aprovechar los precios altos podrían verse limitadas por los nuevos desafíos estructurales que enfrenta el comercio agrícola mundial.