El presidente electo Rodrigo Paz declaró que su administración será “firme” al asumir el mando y agradeció a quienes lo apoyaron, al tiempo que advirtió con consecuencias a quienes, dijo, obstaculicen ese proceso. Sus declaraciones llegan en la antesala de la cumbre empresarial de Santa Cruz y en un contexto económico marcado por crecimiento reducido, presiones fiscales y limitaciones en reservas externas.
En una aparición pública en Santa Cruz, Rodrigo Paz afirmó que conformará un gobierno “firme”, expresó agradecimiento hacia quienes aportaron a su proyecto político y lanzó una advertencia dirigida a los sectores que podrían oponerse a su gestión. El tono de sus declaraciones fue recogido por medios locales como El Deber y forma parte de la agenda previa al inicio formal de su administración, que incluirá encuentros con el sector privado y multilaterales.
La coyuntura económica que enfrenta el gobierno entrante
Las declaraciones del presidente electo ocurren cuando, según estimaciones oficiales y multilaterales, la economía boliviana muestra señales de debilidad relativa. La CEPAL proyectó para 2025 un crecimiento regional moderado y situó la expansión de Bolivia por debajo del promedio regional, cercano al 1% para el año. Esa baja dinámica dificulta la generación de recursos fiscales y la creación de empleo formal, condiciones que hacen más exigente la ejecución de una agenda de reactivación económica.
Las finanzas públicas también presentan restricciones. Informes oficiales del Ministerio de Economía y análisis de fuentes especializadas documentaron un déficit fiscal relevante en el primer semestre de 2025, lo que limita el margen de maniobra del Estado para implementar programas expansivos sin comprometer la estabilidad macro. Adicionalmente, las reservas internacionales netas comunicadas por el Banco Central de Bolivia se sitúan en niveles que exigen prudencia en la gestión del flujo de importaciones y del servicio de deuda externa.
Expectativas de mercado y diálogo con inversores
La firma de un gobierno y señales claras de política económica son variables que los mercados y potenciales inversionistas observan con atención. La celebración de la cumbre empresarial en Santa Cruz —programada para atraer delegaciones extranjeras y anuncios de proyectos— plantea una primera oportunidad para que el Ejecutivo electo presente medidas que aumenten la previsibilidad regulatoria y las condiciones para inversión productiva. Diversos actores privados han señalado que la seguridad jurídica, el acceso ordenado a divisas y mecanismos para financiar proyectos serán requisitos para convertir anuncios en compromisos de inversión verificables.
En paralelo, organismos como el Fondo Monetario Internacional han reiterado la importancia de un marco fiscal y monetario coherente para recuperar confianza externa y facilitar acceso a financiamiento. Cualquier programa de apoyo multilateral requerirá, como es habitual, presentaciones técnicas y metas verificables por parte de las autoridades nacionales.
Relevancia regional y riesgos a la gobernabilidad económica
La firmeza anunciada por el presidente electo puede comunicar determinación para implementar reformas, pero también implica el reto de construir consensos técnicos y sociales que permitan avanzar sin aumentar la polarización. Desde una óptica macroeconómica, la gobernabilidad del proceso de reformas es clave para no profundizar la vulnerabilidad externa ni obstaculizar la llegada de inversiones. En economías con margen fiscal estrecho, la confianza se construye con pasos previsibles: planes fiscales claros, calendarios de inversión pública-privada y reglas que aseguren la continuidad institucional.
La intención de un “gobierno firme” expuesta por Rodrigo Paz coincide con la necesidad real de estabilidad y decisión en materia económica. Los hechos verificables muestran que Bolivia enfrenta limitaciones de crecimiento y restricciones fiscales que requieren medidas técnicas y comunicación creíble. Para traducir la firmeza política en resultados económicos será indispensable que el Ejecutivo combine señales de autoridad con transparencia y diálogo técnico: la solidez de la política económica dependerá menos del tono retórico y más de la presentación de planes verificables, la capacidad de ejecución y la coordinación con actores privados e internacionales. Solo esa convergencia —no la sola firmeza— aumentará la probabilidad de atraer inversión, fortalecer reservas y recuperar un crecimiento sostenido.




