Desde cafeterías hasta instituciones estatales, el uso de cripto se multiplica en Bolivia: pagos y ahorros giran hacia USDT y Bitcoin.
Bolivia enfrenta uno de sus peores escenarios económicos: la inflación marca máximos de 30 años, el acceso al dólar es restringido y las reservas internacionales son insuficientes. Esta crisis de liquidez ha llevado a que tanto ciudadanos como empresas exploren un camino alternativo: las criptomonedas. Aunque todavía representan una porción pequeña del sistema financiero, su adopción crece rápidamente, especialmente en pagos comerciales e internacionales.
Tras la eliminación del veto a criptoactivos, las transacciones en criptomonedas se han multiplicado más de cinco veces, alcanzando aproximadamente USD 300 millones en el primer semestre de 2025. Empresas importadoras reportan un uso elevado, particularmente cuando necesitan pagos urgentes y no encuentran dólares en el mercado oficial
Aplicaciones cotidianas: del retail a instituciones
La adopción de cripto no se limita al ahorro. En ciudades como La Paz y Cochabamba se observan señales como «se aceptan criptomonedas» en cafeterías, tiendas de electrónica y aeropuertos. En algunos casos, precios están etiquetados directamente en stablecoins como USDT. Instituciones como universidades y hasta empresas estatales han comenzado a realizar pagos en activos digitales como Bitcoin o stablecoins.
El uso de USDT lidera las operaciones cripto en Bolivia. Se estima que los volúmenes diarios superan los USD 600.000, operados a través de exchanges como Binance por su facilidad de uso y bajos costos. Esto convierte a Bolivia en uno de los mercados regionales más activos en adopción, comparable ahora con Argentina o Venezuela, aunque aún con menor escala.
Riesgos latentes: volatilidad y vulnerabilidad económica
Expertos advierten que, aunque útiles, las criptomonedas conllevan riesgos significativos. Su alta volatilidad puede golpear los ahorros de los más vulnerables y no representan un signo de estabilidad, sino una estrategia defensiva frente al deterioro económico. Algunos analistas ya conceptúan esta adopción masiva como una forma de dependencia externa.
Bolivia atraviesa una disrupción monetaria que ha transformado el uso de criptomonedas en una herramienta cotidiana para pagos, ahorro y comercio transnacional. Sin embargo, esta adopción masiva más que una señal de avance tecnológico, es un reflejo complejo de crisis: la inestabilidad del boliviano, la escasez de dólares y la búsqueda de resguardo en algo que, aunque arriesgado, ofrece mayor confianza. La sostenibilidad de esta tendencia dependerá de la fortaleza institucional y de la evolución económica del país.