La base monetaria boliviana creció 15,8 % en el primer semestre de 2025, impulsada por inyección de liquidez al financiamiento público, lo que profundiza presiones inflacionarias, erosiona el ahorro y limita la planificación financiera en el sector productivo.
El sistema financiero de Bolivia enfrenta un escenario de mayor tensión tras el fuerte crecimiento de la base monetaria en el primer semestre de 2025. Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), la emisión monetaria pasó de Bs 80.310 millones en diciembre de 2024 a Bs 93.005 millones en junio de este año, lo que representa un incremento del 15,8% en tan solo seis meses.
El componente en efectivo, billetes y monedas en manos del público, registró una expansión del 13,7%, equivalente a Bs 9.793 millones adicionales circulando en la economía. Este aumento se explica en gran medida por la necesidad de financiar el déficit público, una práctica que, según economistas, incrementa la presión inflacionaria y limita la capacidad de planificación de empresas y hogares.
Menor transparencia complica el análisis económico
Más allá de los datos de crecimiento monetario, los expertos advierten sobre un problema adicional: la falta de oportunidad y detalle en la información publicada por el BCB. Hasta febrero de 2023, los reportes de política monetaria eran semanales y con un rezago de apenas dos semanas. Actualmente, la periodicidad es menor y los informes carecen de la misma amplitud, lo que complica la evaluación de riesgos y reduce la previsibilidad para los actores económicos.
El exceso de liquidez y la inflación afectan directamente al ahorro interno. Con tasas de interés reales negativas, la banca enfrenta mayores dificultades para captar recursos en moneda nacional, lo que podría restringir el financiamiento productivo y debilitar la inversión privada. La consecuencia es un sistema financiero con mayor exposición a riesgos sin que se traduzca en un impulso claro al crecimiento económico.
La necesidad de un plan de estabilización
Los analistas coinciden en que el país requiere una estrategia coordinada entre la política fiscal y monetaria. Esto implica contener la expansión de la emisión, recuperar la transparencia informativa del Banco Central y reforzar los instrumentos de absorción de liquidez, como encajes o subastas, sin sofocar el crédito productivo. En un contexto de inflación persistente y déficit fiscal elevado, la credibilidad institucional y la disponibilidad de información confiable se perfilan como factores clave para restablecer la confianza en el sistema financiero boliviano.