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El riesgo país se dispara y Bolivia enfrenta tensiones financieras sin precedentes

  • En Pais
  • 2 de julio de 2025
El riesgo país se dispara y Bolivia enfrenta tensiones financieras sin precedentes

La rebaja de calificación de S&P agrava el acceso a crédito, encarece financiamiento externo y presiona a corto plazo la liquidez del Estado boliviano

La nueva calificación de riesgo otorgada por Standard & Poor’s sitúa a Bolivia en una posición altamente vulnerable frente a sus acreedores. Con reservas internacionales en mínimos históricos y restricciones de liquidez, el país queda expuesto a costos de financiamiento más altos, pérdida de confianza y mayor dificultad para sostener su estructura fiscal.

La rebaja de S&P y el endurecimiento del entorno financiero

La decisión de Standard & Poor’s de rebajar la calificación soberana de Bolivia a CCC– implica que el país es considerado altamente riesgoso para los mercados financieros internacionales. Esta nota no solo refleja una capacidad limitada de pago de deuda externa, sino que también encarece el costo del financiamiento externo, impactando de forma directa las finanzas públicas.

En este contexto, los inversionistas internacionales exigen mayores rendimientos para adquirir deuda soberana boliviana, lo cual restringe el acceso a nuevo crédito y eleva el riesgo de refinanciamiento, justo cuando Bolivia enfrenta vencimientos importantes en los próximos dos años, según datos oficiales y de la calificadora.

Impactos inmediatos: financiamiento, inversión y reservas

El deterioro en la calificación afecta tres pilares clave del equilibrio financiero nacional:

Mayor dificultad para conseguir préstamos internacionales, tanto en organismos multilaterales como en los mercados privados, debido al alto nivel de desconfianza sobre la sostenibilidad fiscal del país.

Encarecimiento del crédito, la percepción de riesgo se traduce en tasas de interés más elevadas para cualquier emisión de bonos u obtención de financiamiento, afectando al Tesoro General y al aparato productivo que depende del crédito externo.

Tensión sobre las reservas, con una balanza de pagos deteriorada y déficit comercial acumulado, el país requiere divisas para sostener importaciones, especialmente de combustibles, alimentos e insumos industriales. Las reservas actuales son insuficientes para cubrir largos periodos de iliquidez, lo que genera presión adicional sobre el tipo de cambio y el sistema bancario.

Clima de incertidumbre y necesidad de medidas fiscales

El escenario de restricción de liquidez, en combinación con el bloqueo legislativo de créditos externos, debilita la capacidad del Estado para atender compromisos en tiempo y forma. El propio Ministerio de Economía reconoció que la “inestabilidad política” ha dificultado el acceso a financiamiento, lo que termina impactando en el flujo de capitales hacia el país.

Además, según S&P, la falta de reformas fiscales estructurales y la persistente dependencia del gasto corriente hacen inviable una recuperación sin ajustes significativos. Si Bolivia no logra recuperar el acceso a mercados y fuentes de divisas en el corto plazo, el riesgo de impago aumentará sustancialmente a partir de 2026.

La rebaja crediticia no solo es una señal de advertencia, sino un golpe directo a la estabilidad financiera de Bolivia. Las consecuencias —menor acceso a financiamiento, tasas de interés más altas y reservas al límite— configuran un entorno económico de alta fragilidad, donde cualquier demora en decisiones estructurales podría agravar la pérdida de confianza y empujar al país hacia una crisis de deuda.