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El nuevo presidente de Bolivia asume en medio de un escenario de fragilidad económica estructural

  • En Pais
  • 19 de agosto de 2025
El nuevo presidente de Bolivia asume en medio de un escenario de fragilidad económica estructural

Bolivia inicia una nueva etapa política bajo fuertes tensiones económicas: inflación persistente, déficit crónico, falta de divisas y un modelo productivo cada vez más presionado. El nuevo gobierno recibe un país que necesita reformas profundas para recuperar estabilidad y confianza.

La inflación interanual en Bolivia alcanzó el 24,86 % en julio de 2025, el registro más alto en más de tres décadas. En los primeros cinco meses del año, el índice de precios ya había superado el 9,8 %, rebasando la meta oficial de todo el año fijada en 7,5 %. Esta escalada afecta directamente el poder adquisitivo de las familias y genera presiones sociales en un contexto de bajo crecimiento.

Déficit fiscal y deuda pública en aumento

El déficit fiscal supera el 10 % del PIB, impulsado por subsidios crecientes y menores ingresos por exportaciones de hidrocarburos. Para financiar este desequilibrio, el Gobierno ha recurrido de forma creciente al Banco Central, lo que a su vez presiona sobre la inflación. Según estimaciones del Banco Mundial, la deuda pública ya ronda el 93 % del PIB, un nivel que restringe los márgenes de maniobra para futuras políticas fiscales.

Las reservas internacionales netas se redujeron de casi USD 14.000 millones en 2014 a menos de USD 2.000 millones en 2024. De ese monto, la mayor parte corresponde a oro, mientras que las divisas líquidas disponibles apenas alcanzaban entre USD 100 y 165 millones en abril de 2025. La falta de divisas ha derivado en una crisis de abastecimiento de combustibles, que incluso obligó al país a recurrir al uso de criptomonedas para pagar importaciones energéticas.

Crecimiento económico debilitado

El crecimiento económico de Bolivia fue de apenas 2,1 % en 2024, por debajo del promedio regional. La caída en la producción de hidrocarburos, sumada a la desaceleración en sectores clave, ha limitado la capacidad del país de generar divisas y sostener el gasto público. Sin nuevas fuentes de inversión y diversificación productiva, la economía enfrenta un horizonte de bajo dinamismo.

A pesar de la crisis, los mercados financieros internacionales siguen de cerca la transición política en Bolivia. Los bonos soberanos del país han repuntado más de un 30 % en las últimas semanas, impulsados por la expectativa de que el próximo gobierno adopte medidas más orientadas a la estabilidad y el mercado. Sin embargo, los analistas advierten que sin reformas estructurales profundas, esta mejora en los activos financieros podría ser temporal.