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El auge global del vino en 2025 abre una ventana estratégica para Bolivia

  • En Mundo
  • 16 de noviembre de 2025
El auge global del vino en 2025 abre una ventana estratégica para Bolivia

Un repunte de la calidad del vino en las principales regiones productoras, como Francia, Alemania y España, y una proyección global de expansión de mercado podrían favorecer la internacionalización de los vinos bolivianos, que ya muestran avances en exportaciones, reconocimiento y volumen productivo.

Un buen año para el vino en el mundo: ¿qué está ocurriendo?

Según un análisis de Bloomberg Línea, 2025 es un año sorprendente para el vino: aunque los rendimientos han sido más bajos de lo habitual, la vendimia temprana, impulsada por olas de calor y cambio climático, ha permitido una cosecha con alto potencial cualitativo en regiones clave como Burdeos, el valle del Ródano, Alsacia y Alemania.

Este fenómeno ocurre en un contexto global de mercado en expansión. Según estudios de mercado, la industria vitivinícola podría crecer a una tasa anual compuesta de entre el 5 % y el 7 % en los próximos años, impulsada por la premiumización y nuevas ventas a través de canales digitales. Además, la demanda de vinos de calidad, orgánicos o con historia de terroir está creciendo, lo que abre espacio para productores emergentes con propuestas distintivas.

¿Qué significa para Bolivia? Riesgos y ventanas abiertas

Para Bolivia, este “impulso global del vino” puede actuar como una palanca para sus bodegas de altura. El país ya cuenta con más de 60 viñedos y su producción ha experimentado un crecimiento sustancial: entre 2021 y 2023 se prácticamente duplicó el volumen productivo. Además, Bolivia ha comenzado a exportar vino a Europa, y bodegas locales ya han logrado premios internacionales, lo que fortalece su reputación.

Con un mercado internacional que valora cada vez más los vinos de montaña o con historias únicas y con una creciente preferencia por productos premium, las bodegas bolivianas podrían acceder a nichos con márgenes superiores. Si Bolivia logra alinear su estrategia exportadora con estas tendencias, existe una oportunidad real para aumentar sus ingresos en divisas y diversificar su economía.

Sin embargo, no está exento de desafíos: los volúmenes actuales exportados son todavía muy bajos comparados con la producción total, y el consumo interno sigue dominando. Además, la logística, los costos de transporte y la certificación para mercados exigentes podrían limitar la escalabilidad de estas operaciones, especialmente si no se cuenta con políticas de apoyo y promoción internacional sostenida.

El escenario global vinícola favorable en 2025 podría ser una oportunidad estratégica para Bolivia: exportar más vino de calidad no solo ayudaría a diversificar las fuentes de ingreso, sino también a posicionar productos de altura en mercados exigentes. Para materializar ese potencial, se requiere una política vitivinícola coherente con incentivos a la calidad, apoyo logístico y promoción internacional. Si esos elementos se combinan bien, el “boom del vino” mundial no será solo un fenómeno para otras potencias, sino también una palanca para el crecimiento boliviano