A pesar de la menor dependencia del agro en países como Panamá y México, Bolivia sigue apostando por este sector como base de su crecimiento económico.
En América Latina, el peso del sector agropecuario en las economías varía significativamente de un país a otro. Un reciente estudio de Bloomberg Línea revela que Panamá y México son los menos dependientes del agro dentro de la región, con contribuciones del 2.7% y 3.7% al PIB respectivamente . Esto refleja un proceso de industrialización y fortalecimiento del sector servicios en ambos países, reduciendo la relevancia de la agricultura en su estructura económica.
Por otro lado, Bolivia se encuentra en una posición distinta. El agro sigue siendo un sector de vital importancia, representando aproximadamente el 14% de su PIB, según cifras oficiales. La soya, uno de sus principales productos de exportación, ha consolidado a Bolivia como uno de los mayores productores de este grano en Sudamérica. Además, la producción de quinua, un cultivo que ha ganado notoriedad en el mercado global por sus propiedades nutritivas, le ha otorgado al país un nicho importante en los mercados internacionales.
Sin embargo, esta fuerte dependencia del sector agrícola también presenta desafíos. Bolivia ha enfrentado problemas relacionados con el cambio climático, que ha afectado el rendimiento de cultivos en diversas regiones del país. La falta de infraestructura adecuada y la necesidad de implementar tecnologías más modernas en el sector son obstáculos que limitan la productividad. En comparación con países como Brasil y Argentina, cuyos sectores agropecuarios han evolucionado gracias a inversiones tecnológicas y políticas públicas de apoyo, Bolivia se enfrenta a la necesidad de modernizar sus prácticas agrícolas para mantenerse competitiva. A nivel regional, el agro también enfrenta presiones internacionales. El creciente interés por la sostenibilidad y las políticas ambientales puede afectar el comercio agrícola de Bolivia si no se adapta a las nuevas normativas globales que priorizan prácticas agrícolas más limpias y sostenibles. Mientras tanto, en el ámbito interno, los agricultores demandan mayores incentivos y políticas que fortalezcan la cadena productiva, desde la producción hasta la exportación.
Según expertos del sector, Bolivia necesita equilibrar su enfoque. Si bien la agricultura sigue siendo fundamental para la economía, el país debería avanzar hacia la diversificación de su matriz productiva, fomentando sectores como la manufactura y los servicios para reducir la vulnerabilidad ante fluctuaciones en los precios internacionales de productos agrícolas y los impactos del cambio climático. «Es vital que Bolivia no solo mantenga su fortaleza en el agro, sino que también invierta en nuevas tecnologías e industrias que le permitan sostener su crecimiento a largo plazo», señaló un analista consultado por Bloomberg.