La nueva instalación procesará 1.000 toneladas diarias, fortaleciendo la producción agrícola en el oriente del país.
La nueva planta, construida con una inversión superior a los Bs 424 millones, tiene la capacidad de procesar hasta 1.000 toneladas diarias de soya. Este procesamiento permitirá obtener aproximadamente 180 toneladas métricas de aceite crudo, 750 toneladas de torta de soya y 50 toneladas de cascarilla. Estos productos serán utilizados principalmente para abastecer las industrias nacionales de refinación de aceites, la producción de biodiésel y como insumos para sectores como la avicultura.
En el acto de inauguración, el presidente Luis Arce enfatizó que esta planta no solo busca agregar valor a la producción primaria, sino que también refuerza la soberanía alimentaria del país. Además, señaló que se beneficiará directamente a unos 10.000 pequeños y medianos productores de soya de la región del oriente.
Impacto económico
El proyecto no solo representa un hito industrial, sino que también se proyecta como un motor para la economía local. Durante su construcción, generó más de 170 empleos directos y unos 850 indirectos. Ahora, en operación, se espera que su impacto continúe con la creación de empleos adicionales relacionados con el transporte, almacenamiento y comercialización de los subproductos de soya.
Un beneficio adicional es la disminución en los costos logísticos para los productores agrícolas del oriente boliviano, quienes podrán transformar y comercializar su producto sin necesidad de transportarlo a grandes distancias. Esto incrementará la competitividad del sector soya a nivel nacional, impulsando también las exportaciones de excedentes, especialmente de aceite crudo y torta de soya, hacia mercados internacionales estratégicos.
La planta forma parte de un programa estatal más amplio que incluye la implementación de más de 170 proyectos industriales, de los cuales 63 están a cargo del Ministerio de Desarrollo Productivo. Estas iniciativas tienen como objetivo reducir la dependencia de importaciones y fomentar una economía basada en la transformación de recursos locales. Con la entrada en funcionamiento de esta instalación, Bolivia da un nuevo paso hacia la industrialización agrícola, fortaleciendo su economía, consolidando su capacidad productiva y garantizando un futuro más sustentable para su población.