Con 13.333 millones de dólares, el país enfrenta el desafío de equilibrar desarrollo y sostenibilidad financiera
La deuda externa de Bolivia ha alcanzado los $us 13.333 millones hasta septiembre de este año, representando un 45,1% del Producto Interno Bruto (PIB). Aunque el Gobierno asegura que esta cifra es sostenible y necesaria para proyectos de desarrollo, persisten las preocupaciones por su impacto en la economía y la presión que genera en las finanzas públicas.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas informó que la deuda externa de Bolivia, al mes de septiembre de 2024, asciende a $us 13.333 millones, cifra que equivale al 45,1% del PIB nacional. El titular de la cartera, Marcelo Montenegro, destacó que este nivel de endeudamiento se encuentra dentro de parámetros internacionales aceptables y subrayó que los recursos obtenidos se destinan principalmente a proyectos de inversión pública en sectores estratégicos como infraestructura, salud y educación. Montenegro explicó que la administración de esta deuda ha sido responsable y está alineada con las necesidades de desarrollo del país. “Bolivia sigue siendo uno de los países con menor nivel de deuda externa en la región, si consideramos su relación con el PIB. Además, estos recursos son esenciales para sostener el crecimiento económico y mejorar las condiciones de vida de la población”, afirmó.
Sin embargo, desde sectores de la oposición, se han levantado críticas respecto al aumento constante del endeudamiento en los últimos años. El presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, señaló que la carga de la deuda podría comprometer la capacidad del país para atender otras obligaciones financieras y cuestionó la transparencia en el uso de los fondos obtenidos.
En el contexto internacional, Bolivia se enfrenta a un panorama económico complejo, con tasas de interés globales en aumento y una mayor competencia por financiamiento externo en la región. Esto podría encarecer futuros préstamos y limitar la capacidad del país para acceder a nuevas líneas de crédito en condiciones favorables. Por ahora, el Gobierno mantiene su postura optimista, argumentando que la deuda externa sigue siendo una herramienta clave para fomentar el desarrollo. No obstante, el manejo de esta situación será determinante para preservar la estabilidad económica del país y garantizar un entorno favorable para el crecimiento empresarial.