El retroceso de los precios globales golpea economías con baja diversificación productiva
El Banco Mundial anticipa una disminución del 12% en los precios de las materias primas para 2025, seguida de un descenso adicional del 5% en 2026, retornando a niveles previos a la pandemia. Esta tendencia amenaza con desestabilizar economías en desarrollo, especialmente en América Latina, donde países como Bolivia, dependientes de exportaciones de recursos naturales, enfrentan presiones fiscales y comerciales crecientes.
Impacto en Bolivia: litio y gas bajo presión
Bolivia, con su economía fuertemente ligada a la exportación de materias primas, enfrenta desafíos significativos debido a la caída de los precios internacionales. El precio del carbonato de litio ha descendido por debajo de los $us 10.000 por tonelada, una disminución considerable desde los $us 81.375 registrados en diciembre de 2022. Esta caída coincide con la entrada en operación de la Planta Industrial de Carbonato de Litio en Potosí, que, a pesar de su capacidad para producir 15.000 toneladas métricas anuales, ha operado al 10% de su potencial en 2024.
Simultáneamente, la producción de gas natural y petróleo ha disminuido drásticamente en la última década. En 2014, Bolivia producía 22.188 millones de metros cúbicos de gas; para 2024, esta cifra se redujo en más del 50%, alcanzando solo 10.962 millones de metros cúbicos. La producción de petróleo también cayó en un 62,4% en el mismo período. Esta reducción en la producción de hidrocarburos ha afectado las exportaciones y, por ende, los ingresos del país.
Perspectivas regionales y estrategias de mitigación
La tendencia a la baja en los precios de las materias primas no es exclusiva de Bolivia. México, por ejemplo, enfrenta una posible recesión en 2025 debido a la guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos, lo que ha llevado a una contracción del PIB y una desaceleración en la inversión.
En este contexto, el Gobierno boliviano ha anunciado medidas para sostener el crecimiento económico, enfocándose en la industrialización y la demanda interna. Proyectos como la Planta Siderúrgica del Mutún y la Planta de Biodiésel FAME II en El Alto buscan reducir la dependencia de las exportaciones de materias primas y fomentar la producción local. Además, se han implementado incentivos fiscales y financieros para apoyar a sectores productivos y exportadores.
No obstante, expertos advierten que, sin reformas estructurales y una diversificación efectiva de la economía, Bolivia y otros países de la región podrían enfrentar dificultades para adaptarse a este nuevo entorno económico global. La caída de los precios de las materias primas subraya la necesidad urgente de estrategias sostenibles y resilientes para garantizar la estabilidad económica a largo plazo.