La búsqueda de estabilidad redibuja las estrategias de inversión: flujos récord a renta fija, alza del oro y sorpresas en mercados emergentes
Ante un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, tasas altas persistentes y señales de desaceleración económica, los inversionistas han comenzado una rotación estratégica de activos, priorizando la seguridad sobre el riesgo. Bonos del Tesoro, deuda emergente de alto rendimiento y el oro se han posicionado como los refugios preferidos de capital institucional, reflejando una nueva era de cautela en los mercados financieros internacionales.
Bonos, la nueva frontera del refugio global
La incertidumbre que domina a las principales economías ha llevado a una reconfiguración profunda de los portafolios globales. Solo en el primer trimestre de 2025, los fondos de renta fija han recibido más de USD 200.000 millones en flujos netos, según datos de EPFR Global, mientras que la renta variable ha registrado salidas consecutivas. Los bonos del Tesoro de Estados Unidos han retomado protagonismo con un rendimiento del 4,3% anual, mientras que la deuda soberana de países con perfil de riesgo más alto, como México, Indonesia o Sudáfrica, también ha captado interés por sus retornos atractivos.
América Latina no ha quedado fuera de esta tendencia. En medio de políticas monetarias restrictivas y un dólar más fuerte, los inversionistas han encontrado valor en bonos emitidos por países que, pese a sus vulnerabilidades fiscales, ofrecen primas de riesgo elevadas. Tal es el caso de Bolivia, cuya deuda soberana alcanzó un rendimiento del 19% en lo que va del año, superando ampliamente a sus pares regionales, a pesar de las dudas sobre su sostenibilidad fiscal. En Argentina, la expectativa de reformas profundas tras el giro político ha revalorizado su curva de bonos en dólares.
El oro brilla otra vez en un mundo incierto
Otro de los grandes ganadores en este nuevo ciclo de aversión al riesgo es el oro. El metal precioso alcanzó los USD 2.340 por onza en abril, impulsado por la compra masiva de bancos centrales —especialmente en China, Turquía e India— y por la creciente demanda de cobertura frente a tensiones geopolíticas, como la guerra en Gaza y la persistente rivalidad entre Estados Unidos y China.
“La inflación estructural y los riesgos de fragmentación financiera empujan a los inversores hacia activos no correlacionados como el oro. No es solo un refugio, es también una apuesta contra el orden monetario global”, afirma Anne Richards, CEO de Fidelity International.
Si bien el rendimiento de estos activos ha sido notable, los analistas advierten que no se trata de un ciclo especulativo, sino de un repliegue racional ante un mundo más incierto. La Reserva Federal ha moderado sus expectativas de recortes de tasas, mientras que los bancos centrales de Europa y América Latina enfrentan dilemas complejos para mantener la estabilidad monetaria sin frenar la recuperación. Los gestores de fondos globales parecen haber optado por una máxima antigua, pero vigente: en tiempos volátiles, la preservación del capital vale más que la rentabilidad agresiva. Y en esa lógica, los bonos de gobiernos solventes, la deuda emergente selectiva y el oro seguirán ocupando el centro del tablero financiero en 2025.