La ampliación del mercado asiático promete impulsar la economía boliviana y diversificar las exportaciones.
En un movimiento estratégico para diversificar los destinos de exportación, Bolivia firmó un protocolo fitosanitario con China, marcando un hito en el comercio bilateral. Este acuerdo permitirá la exportación de 9.000 toneladas anuales de chía, uno de los superalimentos más valorados a nivel global. La negociación, liderada por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras en coordinación con el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), asegura que el producto cumpla con los estrictos estándares de calidad exigidos por el mercado asiático.
La chía, rica en omega-3, fibra y antioxidantes, ha ganado relevancia en la dieta saludable mundial, abriendo oportunidades para los productores bolivianos de competir en un mercado valorado en millones de dólares. Según el viceministro de Comercio Exterior, Benjamín Blanco, el acuerdo refleja la capacidad de Bolivia para posicionarse como proveedor clave de alimentos de alto valor nutricional en China, consolidando una relación comercial que previamente había crecido con la exportación de carne bovina y otros productos agrícolas.
Este avance no solo destaca por su impacto económico inmediato, sino también por su relevancia para las regiones productoras de Santa Cruz y el altiplano, donde se concentra la producción de chía. Los productores locales ven esta apertura de mercado como un incentivo para expandir cultivos y mejorar procesos productivos. A nivel macroeconómico, el acuerdo encaja en los esfuerzos del país por diversificar sus exportaciones, tradicionalmente dominadas por minerales y gas. Según cifras oficiales, el valor agregado que representa la chía y otros productos no tradicionales podría dinamizar la economía, atrayendo divisas en un contexto de desafíos económicos globales.
La primera exportación está prevista para inicios de 2024, marcando el inicio de un periodo de mayores intercambios comerciales con China. Con este acuerdo, Bolivia no solo reafirma su vocación exportadora, sino que también posiciona sus productos agrícolas como una alternativa sostenible y competitiva en el mercado global