Bolivia ha sido clasificada como la quinta jurisdicción más compleja del mundo para hacer negocios, según el Índice Global de Complejidad Empresarial 2024 de TMF Group. Esta posición refleja los desafíos significativos que enfrentan las empresas debido a un sistema tributario anticuado y requisitos regulatorios estrictos.

Bolivia entre las jurisdicciones más complejas para hacer negocios

El Índice Global de Complejidad Empresarial (GBCI) 2024, elaborado por TMF Group, evalúa 79 jurisdicciones que representan el 93% del PIB mundial y el 88% de las entradas netas de inversión extranjera directa. En este informe, Bolivia se posiciona en el quinto lugar a nivel mundial en términos de complejidad para establecer y operar negocios.

El informe destaca que el sistema tributario boliviano es anticuado, requiriendo presencia física y conocimiento del idioma local para cumplir con las obligaciones fiscales. Además, las empresas enfrentan sanciones elevadas si no cumplen con los requisitos fiscales y de nómina, lo que añade una capa adicional de complejidad para las operaciones empresariales.

Implicaciones para la inversión y el entorno empresarial en Bolivia

La posición de Bolivia en el GBCI 2024 tiene implicaciones significativas para la inversión extranjera y el entorno empresarial en el país. La complejidad regulatoria y tributaria puede disuadir a potenciales inversores y dificultar la expansión de empresas extranjeras en el mercado boliviano.

A pesar de estos desafíos, el informe señala que existen oportunidades de crecimiento en sectores como las exportaciones agrícolas y el comercio con otros países sudamericanos. Sin embargo, la situación política en América del Sur plantea una amenaza a este sistema, ya que los cambios de gobierno en la región podrían afectar las relaciones comerciales y la estabilidad económica.

En este contexto, es crucial que Bolivia considere reformas en su sistema tributario y regulatorio para mejorar su atractivo como destino de inversión y facilitar las operaciones empresariales. La simplificación de procesos y la adopción de tecnologías digitales podrían ser pasos importantes hacia la reducción de la complejidad y el fomento de un entorno empresarial más favorable.