La persistencia de limitaciones estructurales impide que Bolivia se integre al flujo creciente de capital extranjero.
Bolivia captó tan solo USD 247 millones en inversión extranjera directa (IED), cifra que representa apenas el 0,1 % del total regional de USD 188.962 millones, según la CEPAL.
Mientras el total regional de IED creció un 7,1 % en 2024, Bolivia apenas mejoró un 3 % respecto a 2023 (USD 240 millones). En contraste, países como Brasil y México captaron USD 71.070 millones y USD 45.337 millones respectivamente, concentrando más del 60 % del flujo total. Otros como Chile, Colombia, Perú y Argentina recibieron entre USD 6.800 y USD 14.300 millones.
Barreras y causas del estancamiento
Expertos consultados por El Deber y ABI mencionan una serie de limitantes estructurales: incertidumbre jurídica, burocracia extensa, falta de incentivos fiscales y un entorno regulatorio inestable. Estas barreras no han permitido que potenciales capitales extranjeros se traduzcan en proyectos concretos, a pesar del interés en sectores como litio, minería y agroindustria.
Según el Banco Central de Bolivia, la mayor parte de la IED captada se canalizó en hidrocarburos (USD 210 millones) e industria manufacturera (USD 147 millones), aunque también hubo flujos en comercio, financiero y minería (minerales críticos recibieron solo USD 2 millones)
Impacto macroeconómico y escenario futuro
La recolección mínima de IED implica una pérdida de oportunidades en generación de divisas, transferencia tecnológica y creación de empleo formal. Además, resta impacto en las reservas internacionales y limita la capacidad de financiamiento de proyectos de largo plazo.
Para revertir esta tendencia, se requiere un compromiso concreto con reformas institucionales, impulso a las zonas francas, acuerdos de protección al inversor y promoción activa de proyectos estratégicos en litio, agroindustria y energías renovables.
Bolivia termina fuera de la corriente creciente de inversión extranjera en América Latina. Aunque la IED aumentó levemente, queda muy por debajo de sus principales competidores regionales. Superar este estancamiento requiere un ajuste de fondo en el marco normativo, agilidad burocrática y definición de una estrategia clara para atraer capital de calidad.